Prólogo

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Fue difícil adaptarse, realmente no podía creer lo que me pasaba, yo... siendo siempre un cero a la izquierda y que siempre tenía que lidiar con los problemas que pensaba que yo los atraía de alguna manera.

Mi familia es tranquila más mi papá, de mi madre pues se la pasa gritándome por mis malas notas, y que según ella además de causar los problemas de la casa, que se caen los platos, se mueven algunas cosas de su lugar o los extraños ruidos que en las noches despiertan a mamá y a papá.

Y amigos pues... no soy de mucho de socializar, realmente siempre se burlan de mí, me golpean o simplemente fingen que no me ven como si no existiera en especial esos dos.

Pero aún así nunca me atreví a hacerles daño, una parte de mi decía que esto pronto se acabaría, que tal vez en algún momento yo sería feliz al lado de esa chica que me gusta desde pues desde el preescolar.

Pero no fue así, ella me ignoraba aún que ahora que lo veo pienso realmente tiene motivos para hacerlo quien quiere estar al lado de alguien como yo... un completo imbécil, un bueno para nada, alguien que no tendrá futuro...

Y que trae consigo un ser malvado que lo atormenta todo el tiempo.

Recuerdo perfectamente ese día, cuando todo comenzó, Suneo me invitó a ir a un lugar específicamente al "Aokigahara" o más bien conocido como el bosque de los suicidios, el venía acompañado de 3 niños, Gigante era uno de ellos.

Fue extraño para mí ver qué Suneo  me invitará a un lugar, no pude negarme, así que muy feliz fuí con ellos, después de un rato de caminar encontramos una extraña cabaña, eso me asustó mucho, no quería entrar pero ellos me obligaron, entre y comencé a inspeccionar el lugar.

Pasaron como 5 minutos hasta que ví un peculiar cascabel que estaba encerrado en una especie de bola de cristal, mi curiosidad fue tan grande que lo tome con mucho cuidado pero Gigante gritó mi nombre provocando que se me resbalara esa cosa por el susto.

Sin saber que hacer solo trate de recoger los cristales pero termine lastimandome el dedo índice provocando una herida, lentamente la sangre manchada el cascabel después de ver esa escena  decidí que lo mejor era salir de allí.

Quien diría que ese día, él llegaría a mi vida, aún que a pesar de todas las cosas que me hacia, con el paso del tiempo comencé a encariñarme con él.

Muy loco no lo creen.






Doraemon: Un nuevo compañero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora