Fue un impulso,
fue como saber que
caería en un risco, aun así, lo hice.
Me lancé, no supe cómo parar,
no supe cómo detenerme porque
sonaba tentativo, te veías
como fuego y yo realmente me sentía
atraída hacía ese calor.
Dulce chico, me tenías.
Te veías como lo que siempre
quise tener.
Compartíamos ideas, música
libros, consejos de escritura,
escribíamos juntos, pero...
Fuiste como una ilusión
y tu realmente asustado no supiste
decirme:
«Cielo, aún no estoy listo
para una relación»
Y aunque eso era un problema,
no era con exactitud el inconveniente
que me esperaba, porque
la triste parte de la historia era que
tal vez nunca lo estarías, al menos no
conmigo.
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Novecientos noventa y nueve trozos (terminada)
RomanceNoches de insomnio le generaron a la escritora una mente tormentosa a punto de estallar, ¿Qué podía hacer? Se preguntó mirando un documento en blanco con la laptop sobre sus piernas, para luego llegar a la conclusión de que tenía que hacer lo que to...