Uno

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Al día siguiente empezó la semana en la que el omega se resguarda con su bebé en el nido hasta que este cumpliera los siete días. Nadie tenía permitido entrar.

Pero el pequeño alfa se sentaba a esperar ansioso todos los días en el gran sauce llorón que estaba a unos cuantos metros de la casa del bebé de nombre desconocido. La casa se veía lejana pero no podía acercarse más ya que su madre no lo dejaba estar solo y muy lejos de su casa.

Sus amigos siempre llegaban poco después para jugar con el hasta que el sol bajara.

Mañana por la mañana ya estaría permitido ver al bebé.

🍁

–¡Mami, Mami, papá! ¡vamos a ver al bebé, ya pasaron siete días, ya-!

El padre de Louis tomó al pequeño y lo metió a la cama en medio de su madre y su padre. Louis se quejo pero se sentía cálido entre estos dos.

–Oh, Jay. Que larga vida nos espera con este pequeño alfa ansioso.

–Ya dirás tu. Yo solo estaré aquí para darle consejos sobre omegas y cuidar a mis nietos. Tu serás el que lo preparará para ser un alfa.

El alfa besa a la mujer en la frente antes de levantarse seguido de Louis. El pequeño alfa ya estaba vestido y tenia una flor amarilla entre sus manos.

–¿Es para mamá?

–Es para el bebé.

Marck mira a Jay sobre el hombro de Louis y esta parecía sorprendida pero no dijo nada.

–Esta bien. Vamos. Despídete de tu madre.

🍁

La puerta se abre y un alfa aparece detrás de ella. Al ver que era el alfa de la tribu sonríe de punta a punta invitándolos a pasar.

–¡Que maravillosa sorpresa tenerlo aquí, Alfa!

–Denle las gracias a mi pequeño cachorro que estuvo todos estos días ansiosos por conocer al pequeño...

–Harry, su nombre es Harry.

Louis se escapa de los brazos de su padre y camina hasta el sofá donde estaba sentada la omega con Harry en sus brazos.

–Hola.

–Hola, Louis. ¿Como estas?

El alfa ya no le presto atención a ella si no al bebé que se quejaba en brazos de su madre.

Era precioso.

Extendió su mano hasta que el bebé la tomó con las suyas y las abrazo en su pecho.

–¿Puedo tenerlo?

–Claro, amor. Solo siéntate.

El alfa se sentó y las tres personas de la sala vieron como el pequeño bebé encajaba perfecto en brazos de el pequeño de tres años.

El pequeño alfa lo miraba con concentración mientras el bebé intentaba tocar su cara.

–El es mio...

Dijo y todos los adultos se miraron entre sí.

–¿Como dices, hijo?

–Papá, el es mi omega. Soy su alfa.

Los adultos se miran ensimismados por las acciones y palabras de los niños. Terminan por sonreír.

–Parece que mi pequeño ya encontró al omega de la tribu.

–Oh, por dios. Que así sea, pero no hay que adelantarnos aún.

–Veremos si con los años ellos deciden estar juntos y en todo caso ver si Harry si quiere.

Dice el alfa aún tenso por ver a su pequeño hijo con días de nacido en brazos de su alfa.

El era tan pequeño.

–Señora, ¿podría tener a Harry un momento? Traje una flor para el y la tengo en mis medias.

La mujer se acerca con una sonrisa dulce y saca a Harry de los brazos de Louis. El bebé empieza a llorar y quejarse incomodo buscando al niño.

Anne se asombra cuando no puede calmarlo hasta que el pequeño alfa se acerca a dejar una flor en sus manos.

–Nació el mismo día que yo.

Dice con un brillo especial en sus ojos mientras Harry jugaba con la flor entre sus manos.

–Si, amor.

–Yo le... le voy a traer flores y quiero que las guardes todas, por favor.

–Esta bien.

El alfa de la tribu se acerca a Louis y toca su cabeza.

–hay que irnos pequeño.

–Papá...

Parecía incomodo con esa declaración.

–Puedes volver mañana. Puedes venir a verlo cuando quieras.

Eso es lo que haría.

Se despiden en la puerta. Louis besa la manito del bebé antes de irse. Harry se siente cuenta de que su alfa se había ido hasta que la flor se cayó de sus manitas gorditas unas horas después.

La casa fue un caos el resto de la noche.

Para siempre [L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora