Dieciséis

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Harry: Treinta y un años.

Louis:Treinta y cuatro años.

Areu y  Baco: Diez años.

Harry comenzó a sentirse gordo otra vez cuando entró a los treinta. Cuando tenía veinticinco parecía de diecinueve y ahora que tiene treinta y uno parece de veinticinco. En realidad no se veía para nada viejo, solo que ahora le daba más sueño y tenía una pequeña panza que le estaba empezando a desagradar.

Así que ahora salía a correr todas las mañanas mientras su familia dormía y volvía para hacer el desayuno. Era raro porque era el único omega que quería bajar de peso en esa tribu.

Es estaba muy en forma ahora y aunque a su alfa le gustaba su pequeña barriga, aceptaría todos los cambios corporales que el omega quisiera tener. Ahora tenía un cuerpo firme y una cintura pequeña.

Y amaría ese cuerpo firme y cintura pequeña ahora.

El problema llegó cuando en el verano fueron a la playa y los alfas no dejaban de ver a su omega.

El se veía muy sensual mientras jugaba con sus cachorros pero que todos esos alfas estuvieran mirándolo también lo ponía algo celoso.

Sin más se levantó y tomó a Harry de las caderas como si no pesará nada. El omega se dejó despidiéndose si sus cachorros y se dejó cuando en alfa lo posiciono entra sus piernas. Quedando el pecho del alfa en la espalda del omega.

–Te vez hermoso, mi amor.

–Gracias, alfa. Tu también estas muy guapo.

Beso sus labios y conversaron un poco más.

–¿No crees que deberías comer un poco más?

–¿No te gusta mi cuerpo?

–Tu cuerpo es hermoso. Pero no tengo ni un rollito para acariciar.

–Oh, Louis. No digas cosas.

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Harry:Treinta y seis.

Louis:Treinta y nueve.

Areu y Baco: Quince años.

Areu se encontraba sobre una omega. Saliendo de su interior después de anudar por segunda vez en la tarde. Se tiro a un lado de ella en la cama mientras la omega tomaba el té.

–Puedes irte.

–¿Te veré otra vez?

–Elay, en serio te lo digo. Me gusta otra omega.

–¿Y por qué siempre me pides que venga a tu casa si tanto te gusta esa omega?

–No te creas especial que no eres la única que viene a mi casa.

La omega se viste rápidamente y le tira un almohadón a Areu en la cara.

–Eres un imbesil. Ojalá esa omega nunca te devuelva el sentimiento.

Se va enfadada y Areu se tapa con sus sábanas dispuesto a dormir hasta que Baco abre la puerta.

–La próxima vez no hagas tanto ruido. Estoy con Oliva aquí al lado y no le gusta escucharte anudar.

–Dile que se pudra.

–A mi omega no lo vas a tratar como a esa chica.

Gruñó su hermano y Areu bufa de frustración.

–¿Y esta como se llamaba?

–¿Eluney? No lo sé, algo con la letra "e".

–¿Como va todo con Luna?

Areu gime molesto en direccion a su hermano cuando este abre las ventanas dejando entrar el sol. Agradecía que sus padres estén durmiendo abajo.

–Si viniste a molestar será mejor que te vayas.

–Solo pregunto como te va con Luna.

–Mal, como siempre. Ella... ella aún no me habla y es tan frustrante. Estoy seguro de que nunca le hice nada, nos conocemos hace dos años y aun no me habla.

–Háblale tu.

–Claro que no, nunca hablo primero.

–Si sigues así de orgulloso no conseguirás a tu omega. Mírame a mi, le llevo flores desde que tiene cinco...

–...Y ahora estamos construyendo una casa juntos. Si, ya conozco esa historia. No todos tenemos la suerte de conocer a nuestro destinado tan rápido. Quizá si yo conociera a Luna desde pequeños también estaríamos juntos ahora.

–Deja de ser tan orgulloso y de traer a tantas omegas y háblale. Quizás ahí mejora la situación, solo digo.

Baco sale de su habitación dejando al alfa de ojos azules bastante molesto. Un rato después decidió bajar y se encontró con su madre cortando furta en la cocina.

Lo abrazo por atrás con fuerza y dejo un beso en su sonrojada mejilla.

–Hola, ma.

–Hola, cachorro.

–¿Y papá donde está?

–Oh, se lo llevaron porque al parecer robaron un caballo de los nuestros.

El alfa asiente y se sienta s ver a su madre cortar frutas. Desde muy pequeño siempre fue muy protector con su madre. Siempre lo amo mucho al igual que toda la familia.

El omega estaba rodeado de alfas cariñosos.

Cuando llego su padre lo vio repartir besos por toda la cara de Harry. Era asqueroso pero tierno ver como sus padres se amaban.

Poco después bajo la parejita de Baco y Oliva. Todos comimos juntos.

–Estábamos hablando con Baco y nos dimos cuenta de que nunca nos dijeron como se conocieron.

Pregunta Oliva y todos ven esa sonrisa tierna que tienen sus padres para comunicarse sin hablar.

–Bueno... conocí a tu madre cuando el estaba aún en la barriga de la abuela Anne. Mi alfa lo sintió cuando estaba por parir y yo vi su nacimiento. De ahí el resto es historia.

Harry no se creía que su alfa no estuviera presumiendo como siempre lo hacía. La sorpresa no le duró mucho ya que soltó su tenedor segundos después.

–No es por presumir pero yo fui lo primero que el vio al abrir los ojos de bebé, fui su primera palabra, le enseñe a caminar y le llevó flores desde antes del mes de nacimiento.

–¿Vieron el gran jarrón con flores secas que hay en casa de la abuela Anne? Son todas las flores que me regalo Louis desde que nací hasta creo que cuando nos mudamos aquí. Luego de eso las flores que me da las dejo entre mis libros.

Los tres jóvenes habían dejado de comer y tenían la boca abierta. El primero en hablar fue Oliva.

–¿Se conocen hace más de tres décadas?

–Si. A ustedes si siguen así también les va a pasar.

–Oh, es todo tan romántico. Mi mamá no guardo las flores que me dio Baco.

Toda la mesa ríe y sigue sus conversaciones menos Areu. El si había encontrado a su omega, era una linda omega de pelo obscuro como la noche y ojos marrones. Tenia pecas en toda la cara y era la única omega que nunca lo había mirado más de dos veces.

Quizá su hermano tenía razón y debería hablar el con el, aunque eso fuera en contra de todo lo que es.

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El final de esta fic esta muy cerca...



Para siempre [L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora