Capítulo 9

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Capítulo 9

Inuyasha se detuvo justo en la entrada principal del salón preferido de la duquesa viuda. Irasue, como solía a veces decirle, tenía apilada una variedad de distintas rosas. Entre las cuales destacaban de color blanco, rosa pálido y amarillas. Estaba junto a su ama de llaves, ambas cortaban las espinas de las rosas para colocarlas al final en un jarrón y que sirvieran como adorno para la casa.

La duquesa observó como su ama de llaves sostenía la rosa cerca de una espina.

—Debes sostenerlas con cuidado, Agatha. De lo contrario terminarías por espinarte con una.

—Si milady.

Él se aclaró la garganta para llamar su atención y cuando lo logró lo recibió con una reluciente sonrisa. Se levantó de inmediato limpiando el desorden en su vestido.

—Luego seguimos. – comentó con una sonrisa — ¿Podrías llevarnos el té al jardín?

El ama de llaves asintió dejando las rosas sobre la mesita y fue en dirección a la cocina. Irasue aguardó a que la mujer se hubiese marchado, no es que no tuviese confianza en ella, de hecho, era de quién más confiaba de todo su personal de servicio. Pero, debía estar prevenida a todo, por si acaso.

Ella tomó del brazo a Inuyasha y lo arrastró hasta el jardín.

—He visto que esta mañana has salido muy temprano a casa de los Higurashi. – tuvo que esconder una sonrisa de júbilo.

Él flexionó el brazo libre y lo ocultó detrás de su espalda mientras caminaba sin prisa por el jardín hasta llegar a una pequeña mesita con sombrilla para evitar que se filtraran los rayos del sol.

—Creo recordar una vez que llegamos ayer del baile que juntos iríamos.

Estudió a la mujer que tenía frente a él. Irasue podría ser una mujer fría, directa en muchas ocasiones y sobre todo sincera. Estaba casi seguro de que había metido mano para que terminara comprometido con Kagome. Claro, no estaba molesto, incluso debía agradecerlo. Aunque claro, si ella no hubiese hecho algo, tarde temprano él lo habría hecho.

—Por cierto, ya tengo una cacita para irme a vivir.

Él frunció el cejo.

—Puedes vivir aquí.

— ¡Ah no! – ella negó entre risas – Ahora que has encontrado a tu futura duquesa a ella le toca la responsabilidad de esta casa. Yo me sentiré bien en mi nueva cacita, claro que eso sí, me llevaría a Agatha conmigo.

— ¿Puedo hacerte una pregunta y me respondes con sinceridad?

La duquesa viuda abrió la boca para después cerrarla de inmediato ya que en ese momento una empleada apareció para dejarles una bandeja de porcelana repleta con la orden del té y unos aperitivos. Ella tomó una taza y se la pasó a Inuyasha ya que él no tomaba té y si lo hacía, era sin azúcar. Después puso otros dos en otra, meneó y meneó el líquido mientras observaba a su hijo.

—Llevamos mucho tiempo juntos. Creo que ya conoces como soy de directa y franca. Sin miedo a decir lo que pienso. Pero considero que es mejor a que vivir en la ignorancia e hipocresía.

Inuyasha asintió complacido ante su la respuesta. Apartó a un lado la taza y se inclinó un poco para estar casi frente a frente de ella. Alzó una ceja, ella lo imitó.

— ¿Llegaste a un acuerdo con Lady Megan para unir a su hija en matrimonio conmigo?

Irasue se irguió un poco, alzó una delgada ceja.

—Ah eso. No, yo no hice nada. No tengo porque hacerlo ¿Por qué? ¿Crees que yo hice algo?

—No tengo dudas, pero tampoco pruebas – la señaló – Y sé que hiciste algo, admítelo.

LADIES: ¡ESE DUQUE ES MÍO!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora