III

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—Creo que... Metimos la pata. – Hubo un silencio sepulcral entre todos los miembros de la fundación, hasta que por el comunicador que todos llevaban, hablaron.

Meter la pata no suena a algo que dirías.

—Bien, entonces digamos que jodimos la situación.

Si, me parece mejor la otra opción.

—Sinceramente da lo mismo, son prácticamente sinónimos.

Sinonimos que no estarías utilizando si hubieras hecho tu trabajo como se debía.

—Callate Gears, no dirías lo mismo si conocieras a la belleza que está tras esto.

He visto las fotos

—¿Y?

No entiendo tu punto.

—Si, olvidaba que eras un psicrofilo de mierda.

Ese no es el punto.

—¡Ah, no lo niegas!

Concentrate, Clef.

—Bien, bien. Entonces el plan es vigilar a Jacky, pero también me gustaría investigar las cuevas que hay aquí cerca.

Envia dos equipos, uno a vigilar la anomalía y el otro a investigar las cuevas.

—¿Y exactamente donde quedaría yo?

Lejos.

—¡Oh vamos! – Aunque hubo más quejas, al final Clef tuvo que obedecer.

Un equipo revisó las cuevas cercanas, pues ahí podría ocultarse algo o alguien. Otro aprovechó el tiempo en que Bright dormía para instalar cámaras ocultas alrededor de su cabaña, y una vez despertó y salió, poner un par también en el interior. Clef por su parte tuvo que quedarse en un punto de control que se había instalado para poder monitorear la actividad del lugar.

Afortunadamente el día pasó sin incidentes, pero cuando cayó la noche todos se pusieron nerviosos. Por las cámaras alrededor de la cabaña de Bright pudieron ver cuando llegó. Con las del interior notaron que había entrado directo al baño. Parecía que no iba a ser un problema hasta que salió, se cambió y volvió al exterior con escoba en mano, que nadie sabía de dónde salía.

Una vez afuera, dejó caer la escoba, pero está se mantuvo flotando medio metro en el aire. Bright solo se sentó en ella y partió por los aires de nuevo en su búsqueda. Aquello encendio las alarmas pero la orden de Alto fue clara; solo vigilarlo. Tenía la sensación de que Bright sería el menor de sus problemas.

Y lamentablemente no se equivocó.

Todo estaba en extrema calma, no se escuchaba ni un solo ruido y apenas y había viento. Aquello alarmó a Clef, que solo ordenó que estuvieran alertas.

—¿Que estamos buscando, doctor? – Cuestionó un agente

—Nada.

—¿Nada?

—Exacto, nada... Porque ya nos encontró. – Nadie entendió a qué se refería, hasta que comenzó el movimiento.

Apenas y se movían algunos arbustos cercanos, pero lo hacían lo suficiente para anunciar la presencia de algo. De un momento a otro las luces que habían instalado terminaron explotando, dejándolos en la oscuridad total. Al instante todos activaron la visión nocturna que llevaban, pero aquello no los ayudaría mucho más.

Ahora que estaba la oscuridad total, una criatura se asomó de su escondite, llevando en su hocico sin ninguna dificultad un venado más. Era enorme, de color negro y unos ojos color miel que se dilataban para verlos mejor. Todos los agentes temblaron al notar su presencia.

—No teman. En serio, no lo hagan, se que ese gatito puede oler su miedo. – Apenas Clef terminó de hablar, hubo una reacción.

Aquel "gato" había dejado caer su presa, había esponjado su pelaje y se preparó para atacar. Todos apuntaron y se mantuvieron en silencio hasta que se hizo el primer movimiento. A una velocidad increíble, el felino arremetió contra todos, logrando que los disparos iniciaran. A pesar de su tamaño, evitaba las balas sin ningún problema, y las pocas que lo tocaban ni siquiera lo dañaban.

Cuando se acercó demasiado, todos se dispersaron pero sin dejar de disparar. Aquello confundió a la bestia lo suficiente para que lo rodearán y continuarán, pero de nuevo fue inútil. Ya harto, el animal solo se lanzó al más cercano, aventandolo por los aires y haciendo lo mismo con los demás.

De nuevo se reagruparon para pensar una mejor estrategia. Lamentable y afortunadamente, el gato se había entretenido con un agente que ahora devoraba, pero no por mucho. Al parecer esa comida no era suficiente y corrió para volver a atacar. Una nueva ronda de disparos iba a iniciar, pero del cielo cayó un "milagro". Frente a ellos había bajado de la seguridad del cielo nada más y nada menos que Bright, que ahora se interponía entre la bestia que se abalanzaba y ellos

—Gracias por encontrar a mi pequeño. – Comentó burlón, antes de que un lobo de gran tamaño intercepatara al felino y rodarán hasta los arbustos más lejanos

—¿¡Co-como que tú pequeño!? – Se quejó Clef. —¡Es enorme! ¿¡Y que acaba de pasar!?

—Pasa que voy a arreglar sus estupideces. – De nuevo su escoba apareció de la nada. —¡Sueltalo Draven! Y ustedes, atrás de mi.

Después de la orden, el lobo volvió al lado de Jack, y poco después el gato trató de seguirlo. El Omega estiró su brazo en dirección del enemigo y con un simple giro de su muñeca, el suelo debajo del felino se iluminó y generó un círculo perfecto del cual el animal no pudo salir

—Se un niño bueno, y vuelve a dormir. – La bestia rugió y en respuesta Jack chasqueo los dedos.

Hubo quejas de dolor por parte del gato, el cual poco a poco se transformaba en un joven más que lindo. Al cabo de unos minutos ya era completamente humano y el círculo que lo mantenía encerrado desapareció. Estuvo a punto de caer al suelo, pues ahora estaba inconsciente, pero el lobo, que ahora era un tanto más pequeño, lo atrapó en su lomo.

—Se bueno y llévalo a su habitación. No te preocupes Draven, yo hablaré con tu padre sobre este incidente. – Aquel lobo, que parecía llamarse Draven, solo asintió y salió rápidamente de ahí.

—Asi que... "Eso" fue lo que provocamos.

—No te atrevas a llamarlo como si fuera un objeto. Tiene nombre ¿Sabes?

—¿Y cuál sería ese?

—No es de tu incumbencia. – De nuevo lanzó su escoba para partir. —Diria que siento lo de tu compañero, pero es el precio que tienen que pagar.

—Auch.

—Ultima advertencia. Salgan de aquí antes de que algo peor pase. – Bright subió a su escoba y partió.

Clef suspiró. Al parecer no solo Jack era la anomalía, todo el lugar estaba ligado a él. Aquello sería un dolor de cabeza cuando tratara de convencer a los O5 de simplemente observar, pero ya pensaría mejor en eso. El aullido de los lobos que lograba escuchar no lo dejaba pensar bien, así que mejor se fue a dormir.

Y mientras los intrusos dormían, a lo lejos un rey los observaba.

—Es tal como dijo Bright, solo trajeron problemas. Limpien los animales muertos, no queremos más atención indeseada. – Con un si, el resto de la manada salió corriendo.

Aquel lobo por su parte se retiró. Debía tener una plática importante, de adulto a adulto.

Noche de Halloween Donde viven las historias. Descúbrelo ahora