XIII

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Al llegar a la habitación Bright solo se tiró en su cama, quejándose.

—¿Sucede algo?

—Sucede todo, de hecho, pero ya lo resolveré.

—Pareces muy seguro de ti mismo. – Aquello no lo decía con malas intenciones, de hecho lo decía con un poco de envidia.

—Estoy seguro que algo de eso se te pegará. – Decidió sentarse mejor en la cama para ver a Rodney mejor. —¿Crees poder prepararme un baño? Así podré relajarme y después podremos profundizar en nuestra relación.

—¿Cuál relación? – Aún así el driade obedeció y se retiró al baño para preparar todo.

En el entretiempo, Jack leyó tan a profundidad cómo podía el grimorio de la que llamaría su abuela por simple conveniencia. Ciertamente ahí habían escritos sobre habilidades, debilidades, hechizos y pócimas que nunca antes había visto o escuchado hablar. Ahora se sentía un poco mal por como aquella herencia había sido usada.

—E-esta listo el baño. – Llamó desde lejos Rodney.

—¿Uh? Ah, si. – Dejó el libro a un lado y se levantó.

Caminó directo al baño, deshaciendose de sus ropas en el camino. Entró al agua y soltó un suspiro de satisfacción al sentir el relajante calor del agua. Desde la puerta, Geral lo miraba sin saber que hacer.

—Hay espacio para dos ¿Sabes?

—¿Perdón?

—Ven, puedes disfrutar conmigo del baño que preparaste

—No sé si sea...

—Vamos ¿Que puede pasar? – Aún dudando un poco, el driade entró también al agua. —¿Que tal? ¿Verdad que es agradable?

—Si, bastante.

—Y bueno, ahora que estamos más cómodos... – Gerald quiso escapar en ese momento. —Queria preguntarte ¿Por qué peinas así tu cabello? – Aquella parecía una pregunta tonta, pero en realidad tenía mucho significado

—Ah... Por nada en especial.

—¿Es para ocultar algo?

—N-no...

—No tienes que ser tímido, ya me imagino que es esa la razón por la que me odias, y a los míos.

—No te odio.

—Quiza no a mí... Pero no puedes negar que no confías en mí.

—Uh, bueno...

—Tranquilo, yo tampoco confiaría en mi.

—¿De verdad?

—No. – Jack se acomodo mejor en el agua. —Soy visto como una amenaza, un intruso con intenciones poco claras. La idea de que acabe destruyendo todo lo que conocen no es una locura, es una opción. – Rodney estaba en silencio, sin saber que decir. —¡Pero no lo haré!

—Ah, que alivio... ¿Por qué?

—Me criaron para siempre buscar la forma de unirme a los más fuertes... Siempre creí que había nacido ya entre ellos, pero conocer a su majestad, y a todos ustedes me hace replantearme eso.

—Oh... Bueno, tiene sentido.

—Si... Pero cuéntame más de él.

—¿De quién?

—De "su majestad" ¿Cómo es? ¿Siempre es así de serio?

—Oh, bueno... No sabría que decir.

—Solo di lo primero que se te ocurra.

Noche de Halloween Donde viven las historias. Descúbrelo ahora