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Una carroza elegante se dirigía a un imponente castillo. En el interior del transporte se encontraba una familia grande e importante, la cual constaba de un padre alfa, una madre alfa, tres hijos alfas, una beta y un Omega, siendo este último el único viendo por la ventana.

—Jack, cierra las cortinas. – Pidió de forma amable su madre, haciendo que el mencionado obedeciara al instante.

—¿Pueden recordarme a dónde vamos y por qué?

—Su majestad quiere reunirse con todos.

—Estoy seguro que ese todos no me incluye a mi. – Hubo un intento de risa por parte de la cabeza de la familia, casi como si dijera "Al fin se dió cuenta".

—No digas eso Jack, el rey también quiere verte.

—De seguro es para ver si puede usarme de concubina. – Hubo un suspiro general. —Bueno, si lo intenta terminaría cortándole el...

—¡Jack! – Intervino por fin el padre.

—Ush, cómo sea. – Hubo un silencio incómodo. —¿Al menos dejaras de joder durante estos días, Adam?

—Ten un poco más de respeto, recuerda que soy tu padre.

—Solo cuando te conviene, y no te preocupes por el respeto o eso, se fingir bien en frente de los demás.

—El respeto no deberías de fingirlo

—Y tu deberías de ganartelo. – Hubo miradas intensas que casi eran de odio, lamentablemente era algo a lo que la familia estaba acostumbrada.

—Por favor comportense ambos, estamos a punto de llegar.

Tal como había dicho, estaban justo frente al palacio por fin. Todos se prepararon para salir en cuanto la puerta se abrió, siendo el primero Adam, el cual ayudo a su esposa Evelyn que llevaba en brazos a la más pequeña de la familia, Sara. Después de ellos bajó el primogénito y orgullo de la familia, Mikell.

Usualmente, seguiría Jack, pero dejo que bajarán primero sus dos hermanos menores; Claire y TJ. Prefería quedarse atrás y no llamar tanto la atención, así evitaba que hablarán de él. Aunque la belleza que tenía evitaba que pasará desapercibido.

Fueron guiados al interior del castillo, en dónde a la mitad de un largo pasillo se encontraron con un ser más que brillante. Hubo algo de temor hasta que estuvieron lo suficientemente cerca y vieron que se trataba nada más y nada menos que de un ángel. Era la primera vez que veían una criatura así de magnífica, la cual contaban las leyendas era de los seres más puros de toda la existencia y que estaba dispuesto a ayudar a acabar con aquellas malvadas criaturas demoníacas.

La familia Bright hizo una reverencia y le cedió el paso a la criatura divina, la cual solo pasó mostrando algo peor que el desprecio; la indiferencia. Era obvio que la presencia de los Bright no era importante en ningún sentido para el ángel, cosa que molesto en cierta forma a la familia... Hasta que se detuvo.

Fueron unos segundos los que la familia paso con la mirada baja hasta que levantaron el rostro por el tiempo que se había quedado quieto el ángel. Grande fue la sorpresa cuando notaron que se había detenido para ver fijamente al único Omega de la familia. No hubo palabra de parte de aquel brillante ser, solo un silencio y mirada fija que puso nerviosos a todos hasta que por fin continuó con su camino.

Hubo confusión que fue interrumpida por la presencia de alguien de suma importancia.

—Parece ser que ya han conocido a su divinidad.

—Su majestad. – Hubo nuevas reverencias, está vez dirigidas al rey de aquellas tierras

—Pasemos de las formalidades, Adam.

—No creo sea lo más adecuado.

—Insisto. Un rey apenas y puede estar a la altura del cazador de la última bruja. – Hubo una risa nerviosa.

—Creo es lo contrario.

—Por favor deja a un lado la modestia. – El rey y Adam comenzaron a caminar, dejando al resto de la familia de lado. Afortunadamente la servidumbre los guío a las habitaciones que estarían ocupando.

Mientras que los dos hijos alfas mayores pidieron un espacio privado para hacer sus respectivas "prácticas" justo después de instalarse en el castillo, Jack solo pidió que le prepararán un baño y se dedicó a relajarse hasta que llegara la hora de cenar, momento en el que sabría todo iría cuesta abajo.

Cuando cayó la noche y todos volvieron a reunirse, se pudo ver la profunda amistad que su majestad y la cabeza de la familia tenían. Aunque trataban de mantener cierto protocolo, era bastante obvio lo mucho que bromeaban entre ellos, dejando a los demás de lado la mayor parte del tiempo.

—Si lo piensas bien, Adam, al momento en que acabaste con esa desdichada, te ganaste el título que ahora tienes por sobre todos los demás candidatos.

—Siempre fui la primer y mejor opción, sin contar que así pude conseguir a mi hermosa esposa. – Evelyn Bright, que estaba al lado de su esposo, solo rió un poco.

—Pues me alegro por ti, que seas tan feliz, próspero y que tengas una familia tan grande.

—Y a mí me preocupa que no tengas una tu ¿Acaso nunca hubo alguien que pusiera ocupar ese puesto?

—No realmente.

—Podrias buscar a alguien ahora

—A mi edad ya no puedo estar gastando energía en buscar algún candidato, y los mandamás que me ofrecen a sus hijas e hijos solo buscan el poder, no son de confianza. – Hubo un silencio largo y denso.

—Toma al mío. – Decidió Adam, casi ahogando a todos los presentes.

—¿Perdón?

—Jack es un buen candidato, si quitamos su actitud rebelde¡Pero de seguro eres capaz de domarlo! – Para cualquier extraño sería difícil saver si bromeaba o no, pero para los Bright era obvio que hablaba muy en serio.

El mencionado Omega se sentía traicionado, así que solo se levantó y se fue rápidamente de aquel enorme comedor. Nadie se atrevió a detenerlo por más incorrectas que fueran sus acciones, pues podían entender lo disgutado que se sentía por ser entregado por su padre a un hombre incluso mayor que el susodicho, aún si era el rey en persona.

Caminó sin rumbo por el enorme palacio por un largo tiempo, hasta que ya cansado, tanto física como emocionalmente, se acercó a un balcón para tomar aire. Se recargo ligeramente en la barandilla que debía evitar una aparatosa caída y disfrutó de la maravillosa vista que ofrecía el lugar... Para después bajar la mirada y mirar al vacío. Se recargó un poco más, listo para saltar hasta que una voz lo distrajo.

—Que lamentable situación... – Rápidamente Jack giró y ahí vio el inconfundible brillo del ángel entre la oscuridad del castillo, acercándose lentamente a él. —... Pero que maravillosa venganza ¿No lo crees?

Jack se mantuvo en silencio, viendolo acercarse hasta que llegó a su lado y se recargó de igual forma en la barandilla, pero de forma más relajada. Hubo un largo silencio hasta que el Omega más bajo decidió ser el primero en romperlo.

—¿Qu-que venganza? – Se maldijo a si mismo por haber tartamudeado.

—Tu padre. Te ofreció no por confiar en su amigo, si no para vengarse de que seas más interesante que él. De paso, encontró una alternativa para darle más libertad a su familia... Aunque a cambio de la tuya.

—... Debí suponerlo.

—Si estabas dispuesto a tirar tu vida ¿Por qué no la reinicias?

—¿Perdón?

—Bright, eres más poderoso que toda tu familia junta, incluso más que los ejércitos del rey juntos. En vez de desperdiciar ese potencial oculto, entregalo a alguien que si sabrá aprovecharlo. – El ángel estiró su mano. —Pero a cambio, traicionarias a la humanidad. – Hubo un largo silencio, pero al final Jack tomó la mano que le era ofrecida.

—... Jack Bright, soy Jack Bright.

—Julian Crosburgh, y ya lo sabía. – Julián apretó el agarré.

Y al segundo siguiente, ya ninguno estaba ahí.

Noche de Halloween Donde viven las historias. Descúbrelo ahora