Noche de Halloween

XV

—Volviendo a lo importante. – Llamó la atención Gears a la par que extendía un enorme mapa a lo largo de la mesa. —Como ya sabrán, hace años que se extinguieron los gigantes y su territorio ha estado abandonado desde entonces.

—¿Existían los gigantes? – Preguntó el Omega a Clef, el cual solo asintió.

—Como decía, su territorio ha estado abandonado por años, pero ahora empieza a haber movimiento.

—¿Que clase de movimiento?

—Humano, obviamente. – El lobo gruñó por el tono de burla que el vampiro había usado.

—Exacto. Han encontrado ese territorio de forma accidental, y ahora planean hacerlo suyo.

—Asi que planeas que alguno vaya a "darles una lección".

—Es correcto.

—Preparare a los lobos.

—Esta vez preferiría que me dieras esto a mi, Konny.

—¿Por qué debería?

—Tiene rato que no me divierto.

—¿Y crees que yo salgo cada semana a cazar o algo así?

—No, pero así podrás pasar tiempo con tu "pequeño Gerald" – Eso hizo reír a Bright.

—¡Cállate! – Iba a empezar una pelea, pero Gears habló.

—No me interesa quien vaya, solo que lleven a Bright. – Al instante todo paró.

—¿A mí?

—¿¡Por qué!?

—Quiero conocer el límite de sus habilidades. – El rey se levantó de su lugar, así que todos hicieron lo mismo. —En un mes cruzarán el límite de sus tierras, así que en ese tiempo podrán prepararlo para la batalla.

—En ese caso, todo tuyo. – Cedió Kondraki, retirándose.

—Wow, eso dolió.

—Te dolerá más cuando comience a entrenarte, preciosura.

—En primera, se pelear, y en segunda no me digas así.... Y por último, es de día ¿No deberías estarte quemando?

—Esos son estereotipos absurdos.

—Bueno, es verdad que también dicen que los vampiros son atractivos...

—Qu- ¡Hey!

—Tu iniciaste. – Un guiño y Bright se retiró también, siendo seguido por Clef que no estaba dispuesto a abandonar la pelea tan fácil.

—Dios mío ¿En qué problema nos acabas de meter? – Reclamó el ángel aunque no obtuvo respuesta, pues tenía toda la razón.

Todo el día Bright se la pasó peleando con Clef, pero aquella discusión tenía cierto tono extraño que nadie podía descifrar, quizá ni siquiera entre ellos. Afortunadamente no ocurrió ningún incidente grave ese día y, al siguiente Alto pudo poner a trabajar a su recién adquirido brujo.

—Asi que, preciosura ¿Que tan malo eres en el combate?

—Lo que tú tienes de encantador, yo lo tengo de inútil en combate.

—Vaya, entonces es mucho.

—Que gracioso¿Acaso te chupaste a un bufón?

—Depende en qué sentido.

—¿Y cuál sentido sería ese?

—¡Dejen de coquetear! – Gritó Kondraki desde lejos, pues en ese momento paseaba por los jardines.