Capítulo 9: Culpabilidad disfrazada

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"¡Hana!" Al instante, Tobio comenzó a mirar a su alrededor hasta que llegó al origen de la voz. "¡Hana, detente!" Ahí notó a una mujer castaña, que llegaba rápidamente hacia una pequeña de cabello largo liso del mismo color. La niña no se parecía para nada a su supuesta hija, y eso de alguna forma lo decepcionó.

¿¡Por qué algo así lo decepcionaba!? ¡Esos niños representaban su desgracia!

Lo más extraño de todo, era que sabía que no era Hana... su Hana... Pero tampoco podía recordar con claridad el rostro ni de ella ni de Shota... Se dio cuenta que después de varias semanas los estaba olvidando. Llevó una mano hacia su pecho para comenzar a masajear suavemente al sentir una opresión molesta.

"¡Oye, Tobio-chan, no te quedes atrás!" Escuchó a Tooru en un tono de regaño.

"Lo siento..." Kageyama atinó a murmurar.

"¡Vamos, Tobio! Estás muy-" El comentario, entre burlesco y preocupado, quedó a medio camino. "¿Qué pasó?" Terminó completamente serio.

"Nada..."

"¿Cómo que 'nada'? Estás llorando." El rostro lleno de preocupación de Oikawa le sorprendió al menor, quien recién notó las lágrimas que escapaban de sus ojos.

"Oh..."

"Tobio..." Le llamó con delicadeza el castaño. "¿Qué pasó?" Repitió, mientras tomaba el rostro de Kageyama para obligarlo a mirarlo.

"No sé..." Tobio intentaba por todos los medios calmarse, suprimir esa tristeza que lo comenzó a invadir, una tristeza que no comprendía... ¿Por qué se sentía tan miserable? ¿Podría ser que seguía demasiado afectado por lo que había ocurrido en su casa? ¿No sería por lo que acaba de ocurrir...? ¿...Cierto...? Sin embargo, en lugar de cumplir con su objetivo, se sintió cada vez más deprimido... más culpable... hasta que se quebró. "No sé..." Ya sin poder contenerse, comenzó a llorar desconsoladamente.

Tooru, complemente impactado, atinó a rodear al pelinegro con sus brazos y el chico escondió su cara entre el cuello y el hombro del castaño.

Pasaron varios minutos antes de que Kageyama comenzara a calmarse, cuando empujó con delicadeza a Oikawa, quien entendió el mensaje y lo dejó ir.

"¿Estás más tranquilo?" El pelinegro solo asintió ante la pregunta sin mirarlo. "¿Quieres hablar sobre lo que sea que te moleste?" Esta vez, negó con la cabeza. Tooru lanzó un pequeño suspiro, pero no insistió. "¿Quieres que vayamos al arcade para despejarnos o prefieres volver a tu casa?"

"¿Qué es un arcade?" Tobio pronunció con una voz rasposa por el reciente llanto.

"Un momento... ¿¡Nunca has ido a un arcade!?" Preguntó el capitán con sorpresa.

"Emmm... ¿No...?" ¿Acaso era malo que nunca hubiese ido a uno?

"Ok, eso va a cambiar hoy." El castaño tomó la muñeca del otro para acarrearlo al lugar. Cuando llegaron, Kageyama se sintió ligeramente intimidado por el ruido de los juegos y las luces de colores. "¡Vamos a ese juego!" Indicó Oikawa emocionado una mesa de jockey de aire. Sin esperar una respuesta, el castaño nuevamente lo tironeó para llevarlo al juego.

"Y... Emmmm... ¿Cómo jugamos a esto?" Preguntó Kageyama buscando una bola o algo. El castaño lanzó una risita mientras introducía unas monedas en la ranura, y el juego comenzó a sonar. Se pusieron a jugar, pero pronto se terminó la partida favoreciendo a Tooru 7 – 2.

"Vaya, apestas en este juego, jajaja." El de Seijoh se burló, frente a lo que el pelinegro frunció el ceño.

"Cállate, nunca había jugado a esto..."

Punto de Inflexión [Oikage]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora