El viaje por la inducción del proyecto Shima había sido agotador. El cliente seguía tan perfeccionista como siempre, que estuvieron casi los dos días de la inducción discutiendo. Mientras más lo pensaba, menos entendía como habían ganado la adjudicación del proyecto cuando al cliente parecía no gustarle nada de lo que hacían en la empresa. Pensar que debía no solo trabajar de nuevo en ese proyecto, sino que coordinar toda el área y lidiar cara a cara con el cliente la estresaba como los mil demonios.
Cuando llegó a su casa, solo quería tirarse sobre su cama a comer chocolate y ver alguna película estúpida en la televisión, cualquier cosa para abstraerse e intentar olvidar por un momento todo ese desastre. Sin embargo, al entrar se encontró con el mismo muchacho castaño que frecuentaba más y más su casa. No quería ser grosera, de verdad que no... Pero estaba tan jodidamente agotada, que no hallaba la hora para que Tooru se fuera y pudiese relajarse.
Y cuando esperaba cumplir con eso, Oikawa pidió hablar con ella. El chico parecía serio, por lo que se imagino que tendría algo que ver con sus sentimientos por su hijo de alguna forma... pero no podría haber estado más equivocada.
Akiko tenía expectativas, tanto de que su hijo tuviese relaciones más sanas con las personas como que el tratamiento estaba cumpliendo su cometido. Fue como una patada en el estómago saber que en realidad el progreso que creyó que el muchacho estaba teniendo no era tal. Tanto así que terminó perdiendo el control...
"¿¡Me quieres explicar por qué mierda estaba esto en la basura!?" Ella le gritó a su hijo, mostrándole las pastillas que Oikawa le había entregado. "¿¡Tienes idea de lo costoso que son esos medicamentos!? "Y más encima ese amigo tuyo... ¡¿Que me tenga que enterar de todo esto por él?!" Ante esto, el joven la volteó, atreviéndose por primera vez a emitir un sonido.
"¿... Qué...?"
"¡Él encontró las pastillas! ¿¡Te das cuenta de la gravedad de todo esto!?" Akiko exclamó molesta. Más allá de lo obviamente grave, que un joven que recientemente se había vuelto cercano a Tobio tuviera que aleccionarla sobre su propio hijo era humillante. Ella era su madre, ella vivía con él, y ese chico se queda una noche... una noche... y parecía haber averiguado mucho más que ella en meses... ¿Cómo no se dio cuenta de lo que pasaba frente a sus narices? "¡Es que no lo puedo creer! ¿¡Cómo puedes ser tan inconsciente para hacer algo así!?"
"Esas cosas me hacían sentir mal..." Le contestó Tobio débilmente. En una situación normal, si el joven se hubiese acercado a ella a explicarle eso mismo, estaba segura que habría lidiado de forma distinta, más comprensiva tal vez. "Me dolía la cabeza, me sentía mareado y-" Pero esa no era una situación normal... Su mente estaba nublada por el cansancio, el estrés, la ira, la vergüenza y la desolación que sentía en ese momento.
"¡Bueno, eso debiste decírselo a la psiquiatra para que te recetara otra cosa, no sé... no haber botado el medicamento! ¡Me rompo el lomo trabajando... ¿y para qué?! ¿¡Para que tú te comportes como un pendejo estúpido y mal criado!? ¿¡Por qué no puedes ser más como tu hermana!?"
"¡Sabes que ni siquiera quería ir a esas malditas sesiones! ¡Tú me obligaste! ¡Así que si estás perdiendo dinero, es porque quieres!"
¿Qué era lo que estaba haciendo? Akiko se quedó pensando. Ella solo quería ayudar a su hijo, y todas las señales le decían que un tratamiento mental era la forma de hacerlo... Pero Tobio no estaba poniendo de su parte... Y así... ¿De qué servía todo eso? ¿De qué servía depositar sus recursos y esperanza en algo que claramente no iba para ninguna parte? ¿Qué se suponía que hiciera realmente?
"De acuerdo... ¿No quieres ir más con la psiquiatra? Perfecto, no vayas." Vio como el joven abrió mucho los ojos cuando dijo eso. "No voy a seguir perdiendo más ni mi tiempo ni mi dinero... Es un caso perdido..."
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Punto de Inflexión [Oikage]
Fiksi PenggemarKageyama lleva una vida normal. No era la mejor que existía, pero podía manejarse con ella. Tenía su rutina y un futuro ya planeado en su mente. Sin embargo, llega un momento en el que nos cuestionamos si podemos seguir con la misma dinámica, e incl...