Furia de los emperadores
Capítulo 41: Supocisiones y miedos
Un día había pasado desde que habían dejado Otogakure no Sato. Exactamente era dos de Enero. La mitad del tiempo solicitado había acabado, quedaban seis meses para navegar por el Continente Elemental antes de partir hacia Uzushiogakure y finalmente levantar el imperio, la fuerza que se alzaría contra el mismo sistema Shinobi y contra cada aldea ninja. Los últimos seis meses serían los más complicados, faltando tres Jinchūrikis por encontrar, cuatro fuentes de chakra Bijū que recolectar, cuatro rollos especiales que debían recuperar y un gran puñado de enemigos a los que enfrentar. Ya no solo serían bandidos o criminales de rango bajo. Se habían hecho de un nombre después de los sucesos en Konoha, Kumo e Iwa, junto a la batalla que libraron contra los Nómadas de aire y el Escuadrón explosivo. Lo que ahora los volvía un blanco interesante para cualquier Shinobi de alto rango, políticos con un gran poder militar y económico, junto a renegados que querían venganza... más problemas se sumaban...
A pesar de todo, el grupo de viajeros se mantenía con esperanzas y un buen optimismo. Todos con ánimos renovados y un nuevo objetivo. Ya eran muy pocos los problemas que estos lidiaban, claro sin contar al dúo de Emperadores o a la pareja Uchiha-Hyūga. Gaara y Matsuri se mantenían estables en cuanto a su relación. Kankurō seguía con ellos de vez en cuando, pero ya no era tan frecuente debido a que él también quería tener tiempo de convivencia con Kurotsuchi. Algo que la pareja entendía, después de todo el hermano del pelirrojo también merecía encontrar el amor como hicieron ellos.
Yagura se mantenía al margen con las acciones hechas por Zabuza, Ameyuri y Haku. Lo que más le intrigaba al Mizukage eran los movimientos de Mei, hasta el momento se había mantenido alejada de Nami, muy a pesar de que tenía el acceso marítimo para llegar, eso no le quitaba el peligro de que, algún día, la Terumī se acercara lo suficiente como para eliminar cualquier vida presente en el lugar. Kisame podría mantener a raya a varios enemigos antes de caer, por lo que no se arriesgarían... empezarían a cazar a cualquier Shinobi de Kiri...
Rōshi y Deidara compartían una misma meta, con la cual habían consultado con la Emperatriz. Por el amor que le tienen a Kurotsuchi le dieron el beneficio de la duda al viejo Kage, y decidieron creer que Ōnoki mentía y que nunca le haría daño a su nieta, al enterarse de la verdad habían estallado en verdadera ira. Veían a la azabache como una niña independiente, capaz de hacer muchas cosas por cuenta propia, deseando ser una Kunoichi ejemplar para Iwa, y escuchar lo dolida que quedó al saber la verdad les dio la fuerza para querer destruir Iwa. Hinata entendía ese sentimiento de impotencia, por lo que solo les pidió tiempo para ejecutar sus planes... el dúo de Emperadores realmente cumpliría su palabra...
Las cosas que habían pasado hacían reflexionar a Kanna. Después de todo lo ocurrido había planeado entrenar más a fondo al quinteto de infantes, a su hija y, sobre todo, a cada uno de los acompañantes. Ver lo destrozada que había quedado Natsu la aterraba por completo, y no lo decía por ella. Podría soportar algo así, y lo haría con tal de que no tocaran a su pequeña Karin. Por ella había soportado mucho tiempo la soledad, el no tener a alguien que la consuele por todo el dolor que había pasado. No quería volver a sentirse así, y era parte de sus motivos por el que aceptó ayudar a los Emperadores. Sentir esa conexión familiar que había perdido por culpa de Kushina. Daría todo de sí para restauras Uzu a la gloria, y por ello estaba en el momento analizando los lugares donde se hallarían algunos rollos de su clan, los cuales pondrían en ventaja al grupo de viajeros... en especial le darían un poco más de poder para proteger a su pequeña hija...
Fū, muy a pesar de todo, se mantenía al margen de la situación. Si bien la exploración a Takigakure había sido relativamente fácil, no quitaba el hecho de que pronto se enterarían. Tener en su mano el objeto por el cual su familia luchó le traía cierta nostalgia, y le alegraba saber que estaría en buenas manos. Sin tener que sacrificarse para alguien que solo la vería como una moneda de cambio, el grupo de los Emperadores la querían a pesar de todo, una muestra era la relación de hermanos que tenía con Genma y Asuma. Peleaba mucho con ellos, se golpeaban, insultaban, incluso se criticaban entre ellos, pero al final del día seguían unidos. Ambos Jōnin realmente les encantaba convivir con la peliverde, la consideraban su hermana pequeña, que no debían de sobreproteger, después de todo era una Jinchūriki... y no era bonito ser atacado por sus alas...
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Furia de los emperadores
Fiksi Penggemar¿Vengarte de quienes te hicieron daño? ¿Por qué... no? Toda persona tiene su punto de quiebre, solo es cuestión de presionar para que veas cómo se rompe una persona... pero atente a las consecuencias... pues puedes liberar la furia de quien lastima...