Parte 21

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Ashley oyó la puerta de su habitación abrirse aquel sábado por la mañana, pero no quiso salir de debajo de las mantas.

No había dormido en toda la noche, y sabía perfectamente que acabaría volviéndose loca si pasaba más horas debajo de las mantas de su cama, mirando a la nada y sobrepensando.

Pero no quería salir, por lo que tan sólo emitió un ruido de frustración cuando notó que quien fuera que estuviera en su habitación abría las cortinas y dejaba que la luz entrara, haciendo que Ash deseara arrancarse los ojos.

"Syra" murmuró de mala gana, revolviéndose entre las mantas "Aún no son ni las diez y es sábado. Déjame dormir"

Aunque realmente lo que acababa de decir no tenía ningún sentido porque sabía que no era capaz de hacer otra cosa que no fuera pensar en él. Ni siquiera dormir.

"Ashley, ya sabes que tienes que levantarte pronto. Tienes que empezar a estudiar para los parciales" le contestó una voz que no era la de Syra, cosa que tan sólo consiguió amargar aún más a la chica.

Asomó su cabeza por debajo de la manta para ver a Emma, su madre, frente a ella, mirándola con seriedad. Mierda.

Ni siquiera recordaba que hoy tenía día libre en el hospital. Syra se lo había dicho, pero su cabeza desastrosa lo había olvidado completamente.

"Ah, hola" murmuró con sequedad, haciendo un esfuerzo sobrehumano para sentarse sobre la cama e ignorar el enorme dolor que sentía en el pecho "No sabía que hoy ibas a estar aquí"

"¿Por qué estás aún en pijama y con...?" empezó a regañarla, señalando su pijama de Mike Wazowski y su cama toda revuelta, pero se interrumpió al fijarse bien en el rostro de su hija.

Ashley no había podido evitar llorar mientras daba vueltas en su cama aquella noche, intentando sacar de alguna manera el dolor que sentía.

Varias horas de llanto hicieron que el rostro de la castaña estuviera enrojecido e hinchado, al igual que sus ojos. Tenía la boca seca y aunque no se vio en el espejo, era consciente de que tendría más ojeras que un oso panda.

Emma dejó a un lado su mueca de molestia para dar paso a otra mucho menos desagradable, mirando a su hija con preocupación.

"Ashley. ¿Qué ha pasado?" le preguntó, de repente sintiéndose mal por haberla regañado así sin ni siquiera reparar en su estado.

Ash sintió que se le formaba un nudo en la garganta al escuchar esa pregunta, la misma que Justin había formulado la tarde anterior.

No pudo hablar, en cuanto abrió la boca se le escapó un sollozo, y ya ahí supo que no podría parar. Se echó a llorar por, mínimo, cuarta vez en el día, sintiendo que se ahogaba.

"Bichito..." la llamó, por ese apodo que tanto usaba cuando su hija era una niña, y que había dejado de usar a medida que se distanciaron.

Ash siguió llorando, enterrando su cabeza entre sus manos. Su madre se sentó a su lado en el borde de la cama y la abrazó.

Ash sintió que sus ganas de llorar tan sólo aumentaban al sentir a su madre abrazándola.

Lo único que hizo fue enterrar su rostro en el hombro de ella y seguir sollozando sin parar, por culpa de ese maldito rubio que, como todas sus amigas (si es que las podía llamar así) le habían avisado, había entrado a su vida y había esperado hasta verla en su momento más vulnerable para hacerle daño.

_______________

Aquella noche Syra, notando la repentina tristeza de la joven, preparó uno de los platos favoritos de Ashley para intentar animarla un poco.

Emma se quedó a su lado todo el día, y aunque Ash no se animó a contarle lo que ocurría, se ocupó de cuidarla durante toda la jornada.

Se veían tan poco que aveces casi se olvidaba de que tenía una hija, y era en días como aquellos cuando se daba cuenta de que trabajaba demasiado, y atendía a su hija demasiado poco.

Cenaron juntas un plato enorme de tallarines con salsa de queso Risotto y nueces, algo que Ash adoraba, y que sorprendentemente entró en su estómago sin problema.

Llevaba todo el día sin comer, por lo que supuso que era normal que su cuerpo quisiera algo de comida.

Luego vieron una película juntas, en el salón. Vieron La vida es bella, y Ash no supo diferenciar por qué lloraba exactamente durante las escenas más tristes; si por la película o por sus propias penas.

En ello estaban madre e hija, llorando a moco tendido viendo a Roberto Benigni en la pantalla, cuando una vibración en la mesa del café hizo que Ash se distrajera momentáneamente de la película.

Tenía dos mensajes nuevos. Sintiendo que el corazón le daba un vuelco, los abrió. Y no supo cuál de los dos la asustó más.

De : Justin

Siento lo de ayer. Jamás fue mi intención hacerte sentir vulgar, y mucho menos después de lo que estuvimos apunto de hacer.

Sé que no vas a creerme, pero fue uno de los momentos más íntimos y especiales de mi vida, y sólo espero que entiendas que tuvo muchísima importancia para mí, y sé que para ti también.

Aunque lo haya jodido todo, espero que puedas perdonarme y dejarme recuperar tu confianza. Cuando te sientas preparada, llámame para que hablemos de esto y de lo que tú quieras.



De : número desconocido

Vaya, vaya. Parece que al final tu príncipe azul no era como esperabas.

¿Por qué será que no me sorprende?



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Hey! No me puedo creer que esté actualizando dos veces en la misma semana jaajajaj

Me vino la inspiración así que aquí os traigo otro capítulo corto, con bastante drama, y con un final algo inesperado. Ya casi nos habíamos olvidado de esos mensajes anónimos, ¿verdad?

Pues...no, parece que han vuelto, y queda poco para descubrir quién los manda. ¿Quién creéis que será? Lo veremos pronto.

Y aunque parezca que Ash no va a perdonar a Justin en la vida, no os agobiéis, que aún quedan muuuchos capítulos :)

Poco más que deciros, podéis votar si os ha gustado y comentarme vuestras opiniones. Nos vemos!

🌷💕

Candy

Used to  ~Jb~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora