Dió otra vuelta en la cama, no importaba que posición tomara, terminaba adormecida y con los ojos más abiertos que los de un búho. No podía conciliar el sueño, le hacía falta algo o alguien. Se sentó sobre la cama y tomo su celular dispuesta a marcarle, pero en cuanto encendió la pantalla lo volvió a bloquear dejándolo nuevamente sobre el velador.— No Elle...— se decía a si misma — solo han sido doce horas con...— tomo su celular otra vez y se fijó en la hora — veinticinco minutos, lejos de él...no puedes darte por vencida tan rápido, tú puedes soportar un poco más sin llamarlo...— respiro profundo y se recostó sobre el suave colchón. — ¡Y si paso tanto tiempo!¡¿Porque aún no me ha llamado o escrito!? — pataleó molesta. En verdad extrañaba a Dimitri, necesitaba su cómodo cuerpo para conciliar sueño. Aunque él no dormía, permanecía toda la noche arrullandola mientras ella descansaba y eso ahora la estaba matando. Quería los cálidos brazos de Dimitri para poder dormir.
Gimió molesta tras sentir que el dolor de espalda, no colaboraba para conciliar el sueño. Su mente divago un poco en las posibles soluciones para su falta de sueño. ¿Algo de leche caliente? prodria ser ¿Contar ovejitas? Ni de coña, eso solo la mantendría aún más despierta ¿Que tal hornear algo? Simplemente perfecto, amaba la repostería. Se incorporó de golpe tomando un suéter caliento del clóset, el otoño estaba terminando y el invierno estaría tocando a su puerta en cualquier momento, se aseguró de tener su celular consigo, no perdía la esperanza de que Dimitri llamará es noche.
Entro a la cocina y sacó todos los ingredientes que le podrían servir; harina, azúcar, leche, huevos, algo de polvo para hornear y algunos frutos secos. No estaba muy segura de que hornear, se lo pensó un rato, mientras se preparaba un buen café para calentarse un poco ahí abajo hacia mucho frío.
— Unas galletas irían bien con este café...— empezó a derretir la mantequilla en una pequeña sartén,está debía estar al ambiente, pero como había estado en el frigorífico, pues te Ia que improvisar. Escucho unos pasos en las escaleras y a los segundos su madre apareció en la cocina vistiendo su pijama acompañada de un grueso suéter.
— ¿Que haces, cielo? — pregunto su madre tomando la taza humeante de cafe de las manos de Elle y llevándosela a los labios. — Mmm, delicioso...— halago después de tomar el primer sorbo.
— O-key...— dijo Elle extrañada tomando una nueva taza con intensión de prepararse uno para ella.
— No lo pienses, Elle Arger...— regaño su madre al ver sus intenciones. — Una mujer en cinta no debe tomar café...— las palabras de su madre la dejaron helada por unos segundos, se giró lentamente hasta ella.
— ¿C-ómo lo supiste? — pregunto finalmente, no podía decirse la expresión de su madre ¿Estaría molesta, acaso?
— Soy tu madre, yo te parí...— dejo su taza sobre la encimera y se acerco a su hija. — Te conozco muy bien, amor...y pude verlo en el instante que baje de la camioneta de tu padre está mañana...mi niña esta cambiada, pero sin importar que, es mi hija y la amo...— las lágrimas no pudieron ser contenidas por sus ojos y rodaron por sus mejillas. — ¿Esa es la razón por la que estás aquí? ¡Ese bastardo no quiso hacerse cargo de su hijo y te dejó!...
— ¡¿Qué?! — pregunto Elle extrañada ¿Qué carajos estaba pensando su madre? — ¡No, mamá! — se alejó un poco de ella — Dimitri está feliz con la noticia, inclusive más feliz que yo. — la vio fruncir el ceño— no te confundas, estoy feliz de que mi bebé este creciendo aquí...— acarició su vientre — , pero no puedo evitar sentir miedo...— suspiró — tengo miedo de que algo suceda y mi bebé no llegue a los brazos...— sintió una fuerte punzada en el pecho, respiro profundo evitando que la ansiedad se apodere de su cuerpo — solo estaré con ustedes unos días, mamá...luego Dim vendrá por nosotros...
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Dimitri ©
RandomCreí amar casi rozando la locura, pero la perdí. Trate de mantenerme a su lado pero solo causó que mi dolor fuera aún más grande. Y cuando creí que jamás podría volver a sentir amor por alguien más apareciste tu, con tu mirada inocente y tu dulce so...