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— Tres más uno son cuatro...pronto este lugar estara más lleno que una guardería — bufó sin ánimos — voy a renunciar , no quiero cambiar pañales como lo hice con Sky, ¡Demonios eso apesta! ¿Qué dices pedimos jubilación?...

— Me encantaría, pero aquí me pagan muy bien y son más entretenidos que un culebrón...— respondió Rómulo removiendo su limonada con una pajita — no todos los días puedes ver a tu jefe pagar todas las que te ha hecho pasar Elle con un sartén es más peligrosa que tú con una navaja. Le han quedado unos buenos moretones en la espalda...

— ¿Y como no si él se dio el lote dejándola preñada? Tenía que pagar algún precio, los tobillos le han desaparecido por completo y la panza, ya casi camina sola esa monstruosidad...— hizo la forma de la gran barriga de Elle sobre su plano vientre — No me extrañaría verla dando bote alguno de estos días...casi agradezco no concebir...

— No sé decirte yo, si es una bendición...— dejo su vaso vacío sobre la encimera. — Tener dos mujeres embarazadas en casa me está poniendo de los nervios, me parece que algún día de estos esta casa va a estallar y no va a ser nada bonito de ver...

— Ya te lo digo...— concisión llevándose el último trozo de tarta a la boca — ¿A donde vas ? — pregunto extrañada al verlo sacarse el saco y empezar a desabrocharse la camisa.

— Clases de yoga prenatal...— respondió con sencillez.

— ¡Mierda! — maldijo yendo tras él. Elle lo había puesto como su ley más sagrada, Si ella y Sky tenían que sufrir por el embarazo en ese infernal ejercicio llamado yoga prenatal. Absolutamente todos los que ponían un pie en esa casa se apuntarían igual. Sufrirían con ellas y su mandato fue ley, porque desde hace semanas todos la practican sin excepción. Sudar sobre esa maldita pelota con la enorme barriga y hacer poses dignas de una contorsionista no era tarea facil y pronto todos lo comprendieron.

Elle sudaba como langosta en una olla, sentada sobre esa pelota inflable. Poco a poco le iba perdiendo el miedo a que está explorará por su peso, y como no, si su panza pesaba un montón. Estiro su espalda sobre la suave superficie inflable, sintiendo  como las vértebras de su espalda se relajaban con los suaves sonidos de sus huesos ubicándose en el lugar correcto.

— Mmm...— gimió sonoramente erizando la piel de Dimitri quien la sostenía de sus caderas evitando que ruede con la pelota. — Se siente bien...

— No hagas eso con tantos espectadores en la misma sala...— susurró a su oído tratando de disimular la tirantez de sus pantalones deportivos. Una sonrisa tiro de sus labios.

— ¿Desde cuándo eso nos ha importado? — arqueo una ceja.

— ¡¿Podrían dejar esos asuntos para su habitación?! — gritó Lauren — ¡Los estamos escuchando en toda la habitación!¡Demonios, necesito cloro para borrar eso de mi cerebro!

— ¡No es la primera vez! — refutó Elle.

— Sin vergüenzas su hija está aquí...— todos miraron a Sky y Daniel quienes hacían lo mismo que ellos. Sky se hinco de hombros restándole importancia.

— Lo mejor será no agregar nada más...— Rómulo pinchó su costado. —  o Elle nos agarrará a sartenazos....— trago grueso viendo la mirada asesina de Elle.

— Oh...Me está doliendo un poco la espalda...— agregó acariciando su espalda, cambiando de tema. Tiro de la playera de Rómulo para que la siguiera. — Si quieres vivir camina...— Rómulo siguió sus pasos. En verdad Elle era atemorizante.

✨✨✨

— Aire, tierra y fuego...me gustan esos nombres...— arrugó su rostro al sentir un fuerte tirón en su pelvis, esos pequeños moviéndose eran un verdadero tormento. Dolía muchísimo sus pequeñas pataditas.

Dimitri ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora