22

1.2K 99 16
                                    

Ella sin  lugar a dudas prefería ser parte de la cacería, exterminar a toda esa plaga cuyo líder ahora era cenizas y lo mismo iba para todos sus seguidores, deseaba tanto sentir la vibración del metal contra sus dedos mientras dejaba a su víctima cual colador y la satisfacción de ver la sangre salir a chorros de los agujeros. Simplemente encantador, pero no, en su lugar estaba tras un estúpido volante vigilando desde una distancia moderada al juguetito de su jefe. Aunque debía admitir que verla partirles el hocico a esos imbéciles no era del todo aburrido. Tenía un buen derechazo.

Suspiró cansada para dar marcha, las chaladas se ponían en movimiento. Unos kilómetros más adelante el auto se detuvo, bufó molesta y apagó el motor. ¿Cuál era su maldito problema? ¡Eran tan estúpidamente patosas!, unos kilómetros atrás se detuvieron a comer y ahora ¿A que demonios se habían detenido? Su celular sonó, ni siquiera se molestó en ver a la pantalla solo contesto.

— Reporte Lauren...— mordió su labio molesta, antes de siquiera contestarle a su jefe inmediato.

— Estoy varada en medio de la nada con el objetivo frente a mi...— dijo lo más cada posible.

— No te escuchas muy feliz, este trabajo está chupado...— Rómulo realmente disfrutaba de la frustración de la chica.

— Ni en todos mis siglos de mercenaria me habían delegado un trabajo tan denigrante...— apretó el apartado entre sus dedos haciendolo crujir — ¡¿Niñera,  es enserio?! — escupió con los dientes apretados.

— Ustedes dos tienen mucho en común...— soltó divertido — la una no quiere niñera y la otra no quiere ser la niñera...— Lauren bufó — disfrútalo mientras puedas, quiero tu reporte a cada hora...

— Púdrete...— ladró antes de terminar la llamada.

Lanzó molesta su celular en el asiento del copiloto, logrando que este rebotara hasta el suelo, golpeó molesta el volante y pudo seguir con su pequeña rabieta, si no fuera por tres sujetos que allanaron el auto del frente donde se suponía estaban Ellen y la enana gritona. Rápidamente tomo la tableta que estaba sobre el tablero de la camioneta y encendió el sistema de rastreo, Elle se movía con rapidez hacia el norte lejos de su posición, maldijo entre dientes. Espero un poco hasta que los sujetos se adentrarán a la maleza y encendió el motor.

— Haz que está mierda se ponga interesante Ellen...— dijo conduciendo por la carretera sin perder de vista los matorrales buscando un posible indicio de Elle entre las ramas y hojas.

🍃🍃🍃

No estaba segura de que correr con Diane entre la melaza fue su más brillante idea, la pequeña chica estaba más tiempo en el suelo que sobre sus dos piernas. Elle casi había tenido que cargarla todo el camino y eso ya la tenía un tanto cabreada, los sujetos estaban pidandoles los talones y con la torpeza de Diane para caminar entre los matorrales, las tenía muy retrasadas. Así que su última opción era ocultarse y despistarlos, pero esos malnacidos tenían a algunos sabuesos con ellos. Elle los había olfateando unos minutos después de empezar su aterradora travesía entre esa vegetación infernal. Dejo a Diane sobre un tronco caído mientras buscaba un posible escondite, si tenía que deshacerse de ellos, no le temblaría la mano para tirar del gatillo, cargar a Diane por tanto rato la tenía con la espalda hecha polvo y un humor de mierda.

— Ve aquí...— tomó a Diane del brazo ayudándola a levantarse —  nos ocultaremos tras esos árboles grandes...

— Auch...— se quejó Diane al dar un mal paso, torciéndose el tobillo. Maldición.— Ya no puedo más Elle...— soltó empezando a sollozar. — Me duele mucho...— se quejaba mientras se sujetaba el tobillo. Elle suspiró rendida y se puso de rodillas sobre la tierra junto a ella.

Dimitri ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora