Mis pecados se convierten en bendiciones cuando estás cerca
El océano es de las cosas más maravillosas que he visto nunca. Puede ser tranquilo y en cuestión de segundos volverse el misterio más peligroso de todos.
Correr por la playa se veía diferente en Top Gun, jamás creí que correría por mi vida y ahora lo hago, sintiéndome tan culpable por arrastrar a Celine conmigo.
Mis pies protestan bajo los corales que quiebro mientras escapo. Resbalo jadeante y mi rodilla se abre en un corte gigante.
— Vamos barbie, pasamos por cosas peores en la academia. –me tiende una mano y me guía a su lado. –Recuérdame no tatuarme antes de una persecución.
— Dios, dejé las cremas en el auto.
— No te lamentes. Podemos comprar nuevas cremas. Trajiste tu celular, ¿verdad?
— No podría vivir sin él. –bromeo y su carcajada me da un poco de esperanza.
— Nos esconderemos en esa cueva. –señala una abertura a lo lejos.
— ¡Te tenemos niña! –gritan a lo lejos.
— Celine, corre. –detengo mi carrera y sus ojos se abren de par en par.
— Me tienes que estar jodiendo. –vuelve a tomar mi mano y me arrastra con ella. –No te voy a dejar.
— Celine...
— ¿Aún no lo ves? Estoy arriesgando mi vida quedándome a tu lado porque quiero. Eres mí Irina. Mi alma gemela. Mi mejor amiga...
Apresuramos el paso y levanto la vista al cielo. Celine es un milagro.
Grito cuando alguien me abraza por detrás y un hombre alto, vestido de negro sujeta a Celine de la misma manera.
La inmoviliza de tal manera que no puede siquiera parpadear y yo me remuevo molesta.
— Sorpresa. –susurran en mi oído y siento como el "abrazo" me quita el aire.
— ¿Qué es lo que quieren?
— A ti. –me suelta y cuando quiero emprender carrera su puño se impacta con mi rostro. –Odio a los malditos árabes. Lastimosamente tengo órdenes de llevarte viva, dinero es dinero.
— ¿Qué haremos con esta? –el otro sacude a Celine.
— La matamos. –contesta con obviedad. –Hazlo rápido, tengo hambre y perseguirlas desde ese auto servicio me puso mal.
— ¡No! –grito. Me levanto desorientada por el golpe y trato de llegar a Celine, quien respira como león enjaulado bajo el agarre de ese monstruo. –Llévenme a mi y déjenla tranquila. –la pelirroja niega con los ojos entrecerrados y caigo hacia atrás con un horroroso jalón de cabello.
ESTÁS LEYENDO
Fresas Y Dagas
Teen FictionAmargo. La derrota tiene un sabor tan amargo que provoca nauseas gigantes. No le puedes prohibir a una planta crecer. No puedes solo llegar y exigirle al sol desaparecer. Eso es considerado un acto estúpido y egoísta. A mi me han cortado las alas...