//𝔹𝔸𝕊ℍ𝔼ℝ𝕋𝔼// F1 Drivers

𝙸𝙸: 𝙴𝚕 𝚈𝚊𝚝𝚎 𝚍𝚎 𝙲𝚑𝚊𝚛𝚕𝚎𝚜

Salí de la sala de reuniones con una sonrisa que me cubría el rostro. Acababa de firmar mi contrato con la FIA para ser la imagen de la temporada.

En cuanto la prensa se enteró de esto, se escribieron miles de titulares en los periódicos dando a conocer la noticia.

Aún tengo que asumir la idea de viajar por el mundo y estar poco tiempo en casa, pero me apasiona poder conocer mundo y más trabajando de lo que siempre he amado: el motorsport.

Mi padre y Russell me acompañaron a la firma a París, conociendo la sede de la federación.

-Así que imagen de la temporada- sonrió papá cuando nos subimos al coche.

-Jamás había oído esa posición en el motorsport- me sorprendí- Tendré que inaugurar todos los eventos y grandes premios del año.

-Maddison Beer lo fue el año pasado, pero no terminó de encajar con los aficionados. Esperemos que tú sí y puedas renovar- me miró Russell emocionado.

-¿Maddison no encajó? ¿Qué pasó?

-Ella no estaba interesada al trabajo. Además ni siquiera la gustaba el motorsport ni nada relacionado. La FIA cometió un error y los aficionados también se quejaron. Todos quieren a alguien que de verdad ame la Fórmula 1 y no esté ahí por dinero.

-Entiendo- mordí mis uñas.

-Tranquila Cam, Internet está lleno de fotos tuyas en el karting, en algún Gran Premio y todos saben de tu interés por este mundo- me calmó papá conduciendo por París- Ahora, tenemos un vuelo que coger para volver a casa.

Unas horas después, estábamos de vuelta en el paraíso de Mónaco. Me despedí de mi padre, ya que él vivía en Los Ángeles y quedamos en vernos en el Gran Premio de Bahrein para hacer mi debut.

Abrí la puerta de mi ático en Montecarlo y me recibió mi perro Blister ladrando como loco. Tras una corta sesión de mimos hacia el animal, entré y me quité los tacones con los que llevaba todo el día andando.

En ese momento, sonaron unos golpes leves en la puerta principal y Blister corrió al lugar. Abrí la puerta, viendo a Luisa, mi mejor amiga, tras ella.

Ella me abrazó al instante, riendo.

-Lo has conseguido, chica- sonrió acariciando al perro- De verdad, me parece increíble lo que haces.

-He arriesgado mucho por esto, no puedo defraudar a los fans- caminé a la cocina a por una cerveza para ambas.

-Dejar Hollywood por la Fórmula 1 me parecía una idea loca al principio. Por un momento pensé que no lo harías, Cami.

-No puedo rechazar algo así, es lo que siempre he querido hacer con mi vida. No pudo ser como piloto, pero lo será como representante.

Recordé el horrible accidente que había sufrido en mi época en la Fórmula 2. Recordé el sabor a sangre que tenía en la boca tras un impacto a más de 200 kilómetros por hora. Recordé despertarme en el hospital, totalmente desorientada.

-Cami, ¿esta todo bien?- se preocupó Luisa.

-Si, perdón. Solo fue un recuerdo.

-¿Sigues pensando en el accidente?- me miró.

-A veces me viene a la cabeza. Pero ya lo superé.

-Quiero que cualquier cosa que pienses sobre eso, me lo digas, ¿vale?

Tardaron más de 1 hora en sacarme del coche por la fuerza del impacto. Salí por mi propio pie, pero al llegar al ambulancia me quedé inconsciente. Recuerdo a los doctores decirme que tenía un traumatismo cráneoencefálico leve. Había logrado recuperarme casi por completo, pero a veces seguía mareándome o perdiendo el olfato.