𝚅𝙸𝙸𝙸: 𝙴𝚕 𝙲𝚛𝚞𝚌𝚎𝚛𝚘

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Había pasado más de un mes desde el Gran Premio de Baréin y el próximo sería Imola.

En cuanto al problema de aquella fiesta, sigo sin haber intercambiado palabras con George aún que él ha intentado hablar conmigo por todos los medios.

Habíamos ido a visitar a Carmen, que se estaba quedando temporalmente en casa de Luisa. Ella estaba mejor, pero le daban algunos bajones.

Teníamos una semana y media hasta Imola, así que decidimos ir todos de crucero por el Mediterráneo una semana. Carmen también se había apuntado, pues quería desconectar del entorno.

Ya habíamos abordado y estaba colocando las cosas en mi camarote, cuando oí varios golpes en la puerta

-¡Está abierto!- grité y Pierre pasó.

-Hola Cam- cerró la puerta- ¿Estás ocupada? Puedo volver más tarde.

-No, está bien. Dime- me giré para mirarle con el bañador puesto y sin nada en el torso. Subí la mirada al instante.

-Bueno, te quería comentar que hoy tenemos que ir de gala a cenar- sonrió- ¿Tal vez te gustaría que fuésemos juntos?

-¡Claro!- le devolví la sonrisa- Sin problema.

-¡Gracias!- él se iba a ir, pero volvió a girarse- Casi se me olvida. ¿Te vienes a la piscina?- rió.

-Dame cinco minutos para cambiarme y allí estaré. Puedes esperar aquí sentado.

Él asintió. Agarré un bikini rojo- bastante bonito la verdad- y corrí al baño para ponérmelo. Encima de todo, llevaba un pareo.

En cuanto salí, los ojos de Pierre se fijaron en otras partes. Hice como que no me di cuenta.

-Vaya, olvidaba que haces deporte- sonrió- Te queda de locos.

-Gracias- dije algo tímida.

Ambos salimos y subimos a la cubierta para ir a la piscina con los demás.

-¡Anda! ¡Romeo y Julieta- rió Max desde el agua- Habéis tardado una eternidad.

-Anda Max, cierra el pico- tiré la toalla a una hamaca, cuando sentí unos brazos rodearme y levantarme.

-Al agua que vas- oí risas de fondo.

-¡Pierre, te voy a matar!- esas fueron las últimas palabras que dije antes de caer al agua.

-En el fondo hacéis buena pareja- sonrió Carmen y Luisa imitó su gesto.

Rodé los ojos y nadé hacia ellas. Nos sentamos en el bordillo. Estábamos contando nuestra vida cuando Charles se acercó a nosotras.

-Oye Cami- se rascó la cabeza- ¿Te gustaría ser mi pareja para la cena de hoy?

-Awww, que mono- dijo Luisa.

-Lo siento Charlie, Pierre ya me lo pidió- le miré- Nos veremos por ahí igualmente.

-Oh, vaya. Okey. Nos vemos Cam- el monegasco volvió con sus amigos y las chicas me miraron.

-¡¿Qué vas con quién?- gritó Carmen.

-Con Gasly- le resté inportancia- No es para tanto, vamos como amigos.

-Así empezamos Lando y yo y mírale- le señaló mientras era enseñado por Ricciardo a hacer un mortal hacia atrás- Ése es mi novio.

-¡Daniel esto es imposible! ¡No puedo cogerme las piernas si a la vez tengo que estar pendiente de no partirme el cuello!- gritó él desde allí.

Me levanté y caminé hacia el británico. Él me miró con cara de pánico.

-A ver niño. Es lo más fácil del mundo. Solo tienes que saltar impulsándote para atrás y agarrarte las piernas. Mira y aprende.

Ejecuté el salto y caí en el agua.

-Nah, imposible. Lo dejo. ¡Luisa, me he cansado!

Unas horas después...

Estaba nerviosa. Bastante. Sé que no significa nada que ambos vayamos juntos, de hecho, es una tontería. Pero seguía estando nerviosa igual.

Las nueve en punto y él ya estaba llamando a mi puerta. Me levanté para abrirle.

-Okey, estoy sin palabras- se sorprendió- Estás increíble.

-Tú también, Pierre- sonreí.

Él llevaba un traje negro con pajarita, mientras que yo iba con un vestido azul rey hasta los pies que tenía transparencias.

-Si me permites- tomó mi mano suavemente. Me dio un escalofrío.

Los dos fuimos andando al restaurante principal, donde nos esperaban los demás.

Vi a Luisa y Lando sentados en una mesa redonda en la que también estaba Ricciardo, Charles y Carmen...¿al lado de Max?

Gasly y yo nos acercamos para sentarnos en los dos huecos que quedaban. Ambos recibimos toda la atención del grupo.

-Parecéis un matrimonio y todo- Lando movió las cejas de arriba a abajo.

-Calla, niño- reímos- ¿Habéis pedido ya?

-Sip, te pedí un mojito como siempre- respondió Luisa. Ella hizo gestos hacia Carmen y Max.

-¿Qué me he perdido?- la dije a la portuguesa en el oído.

-Oh, Max se lo pidió hace una hora según me ha contado Lando. Osea no es nada formal.

-Ajá, así empieza todo. Por algo informal- les observamos sonreírse mutuamente.

Nos trajeron la comida y bebida poco después de esa conversación. Tras cenar, salí a tomar el aire.

Me apoyé en la barandilla, mirando al mar que estaba totalmente oscuro. Yo sola, sin nadie más, pensando en las cosas de la vida.

-¿En qué piensas?- me asusté al oír la voz de Ricciardo a mi lado.

-Apareces en todas partes- le miré- En nada importante, la verdad.

-¿Y ese 'nada' no tendrá nombre y apellidos por casualidad, no? ¿Te suena un francés de metro ochenta, 26 años...?

-¡Danny!- reímos- Calla anda.

-Yo digo lo que pienso. Pero bueno, no vengo a eso. Toma- me entregó un sobre

-¿Qué es esto?- fruncí el ceño- 'Hoy estabas increíble con el vestido, Camille. Tengo una foto mental de esta noche.'

-No preguntes por quién ha escrito esto. Yo solo cumplo órdenes.

-Ya podrías ayudar- reí- ¿Quién puede ser míster romántico?

-Que no preguntes, dije- rodó los ojos- Ya cumplí, me retiro lentamente. Hasta mañana, Reina Roja.

-¿Roja?- reí.

-Bueno, eres tifosi y corrías en la academia de Ferrari. Nuevo apodo- sonrió el australiano.

Ahora a investigar.

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AAAAAAAA

Me gustó este capítulo, algo distinto.

Bueno, espero que les haya gustado!

Mañana más <3

Lea Hernández


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