//𝔹𝔸𝕊ℍ𝔼ℝ𝕋𝔼// F1 Drivers

𝚇𝙸𝙸𝙸: 𝚁𝚞𝚜𝚜𝚎𝚕𝚕

Era sábado y acababa de terminar la clasificación para la carrera del día siguiente. Estábamos con los Beckham en el Paddock Club.

Papá no sabía nada de lo que había pasado con George y no tenía intención de contárselo. Cruz tampoco diría nada.

Recibí una llamada inesperada de Toto Wolff, diciéndome que fuera inmediatamente a la motorhome de Mercedes por algo urgente. Me levanté de la mesa y agarré el bolso para correr hacia allí.

Fuera vi un montón de periodistas que se giraron hacia mí en cuanto aparecí. Me apresuré a entrar al edificio y hacerme paso entre los ingenieros para llegar a una sala de reuniones. Vi a Daniel Ricciardo apoyado en la pared y se cruzó de brazos al verme.

-¿También te han llamado?- dije miré al australiano.

-Si, me dijeron que era urgente, pero creo que sabemos de qué se trata. Te juro que no le dije nada a nadie

-Siento tenerles que traer aquí tan rápido, pero era necesario- entró Wolff a la sala seguido de Russell y otras personas que no conocía.

-Ese de allí es Philipp Scheimer, el CEO de Mercedes AMG. No sé que tiene que ver él en esto.- aclaró Daniel susurrando.

Ellos se sentaron alrededor de la mesa ovalada y se quedaron mirándonos. Russell ni nos miró a la cara. Tras un silencio incómodo, Wolff habló.

-Estamos enterados de lo sucedido ayer con nuestro piloto George Russell- comenzó- Sentimos mucho lo ocurrido. De parte de todo el equipo.

-Aun así, no podemos tolerar estos comportamientos por parte de un piloto hacia nadie. Por eso, el señor Russell recibirá su debida sanción.

-Venga ya. ¡Pero si no la hice nada!- frunció el ceño. Yo me mantuve callada.

-George...- comenzó Ricciardo pero fue interrumpido por el británico de nuevo.

-Cierra la boca, Daniel. Nadie te ha preguntado tu estúpida opinión.- le miró con ira- Y a tí, Camille... Eres la persona más horrible que he conocido en mucho tiempo. Tu ego no cabe en esta habitación.

-¡George! ¡Por una vez cállate!- se cansó Wolff. Yo me quedé callada tras el comentario de Russell.- ¡He intentado por todos los medios que no te expulsen de la Fórmula 1! ¡Todo el mundo sabe lo que has hecho!

-¿Qué?- se puso pálido.

-Vas a recibir una sanción de tres carreras sin competir- le miró serio el presidente de la federación- Si se vuelve a repetir este comportamiento o hay alguna polémica contigo, que sepas que estarás permanentemente expulsado de la comisión de pilotos de la FIA.

George se quedó mirando al presidente horrorizado. Nadie articuló una palabra hasta que el hombre volvió a hablar.

-Señorita Cruise, tiene mis más sinceras disculpas y las de mi equipo. Espero que este incidente no perjudique su trabajo aquí. Gracias por asistir, ya nos veremos.

Todos nos levantamos para salir de la estancia. Caminé aún en shock junto con Ricciardo entre todas las cámaras. Mi padre me escribió diciendo que me recogería en el aparcamiento para ir al hotel.

Daniel me acompañó hasta el lugar para ayudarme a lidiar con los paparazzis y sus estupideces. Papá agradeció el gesto del australiano y me subí a su coche.

-Cam, ¿qué ha pasado?- arrancó.

-Nada importante- le dije para no preocuparle.

-Se ha filtrado el video dónde George te agarraba en contra de tu voluntad- me miré el moretón de la muñeca que me había salido- Mi chica, cuánto lo siento...

Paró el coche en doble fila. Me tomó delicadamente del brazo y subió la manga de mi sudadera. Se quedó mirando fijamente la marca que Russell dejó.

-Papá de verdad que estoy bien. Se le fue la cabeza y ha obtenido su castigo.

-¿De verdad que no pretendías decirme nada, Cami? me miró apenado.- Podría haber sido peor, cariño.

-Cruz ayudó a que me soltara. Le debo una- le enseñé una sonrisa triste- Vamos al hotel. Mañana me espera un día pesado.

Recibí mil llamadas de mis amigos, de Luisa e incluso de Hamilton, quiénes me preguntaban por el incidente.

Unos golpes en mi puerta sonaron de madrugada. Me levanté como pude y en pijama para ver a Gasly tras ella.

-Pierre, son como las tres. ¿Qué pasa?- miré al francés.

-Lo siento, acabo de volver del box de mis mecánicos, hay una movida con el acelerador- me miró- He escuchado lo de Russell por ahí. Siento muchísimo que hayas pasado por eso.

-De verdad, estoy bien.

-Necesito que contestes a una pregunta. ¿Ha pasado más veces?

-Últimamente las cosas no han estado nada bien entre nosotros, pero nunca llegó a ponerme un dedo encima.

-Cam, es un cabrón. ¿Vale? Tienes todo mi apoyo y lo sabes. Siento las horas a las que he llegado- sonrió.

-No te preocupes. Sabes, me siento culpable de todo lo que ha pasado.

-No digas eso, el gilipollas aquí es él.

-Le han sancionado por tres carreras, Pierre. Y a la mínima le echan de la Federación.

-Poco me parece para lo que ha hecho- se cruzó de brazos.

Oímos un ruido en el pasillo y de una puerta salió un hombre mayor.

-Oigan pareja, ¿podrían hablar más bajito? Mi nieta se ha despertado.

-Perdón, señor. Ya nos callamos- sonreí. El hombre volvió dentro.

-Bueno, hasta mañana Camille. Cualquier cosa estoy en la habitación 409. Y cuándo digo cualquier cosa, es cualquier cosa- guiñó el ojo y yo reí.

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Ha sido una larga semana sin escribir :(

Recién he llegado a Madrid desde Bélgica! ¡Estuve en el GP! Mis queridos Charles y Carlos no han logrado lo que se esperaba de ellos. ¿Podemos ir a pegar a quien haga las dichosas estrategias de Ferrari? Gracias.

Bueno, me voy retirando y ya les dejo tranquilos. No descarto otro capítulo de madrugada ;)

Lea Hernández