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Llegué a mi hogar relativamente temprano, comparado a mi esclavizante empleo anterior en el que salía pasadas las 10 de la noche sólo por el muy gusto de mi jefa, esto se sentía genial

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Llegué a mi hogar relativamente temprano, comparado a mi esclavizante empleo anterior en el que salía pasadas las 10 de la noche sólo por el muy gusto de mi jefa, esto se sentía genial. Pero era el primer día de trabajo, no había mucho que hacer por lo cual era de esperar que haya salido antes de las 8, no debía confiarme en que sería así todo el tiempo es más tras la probadita de ese día de lo que se avecinaba en mi estadía en ZH Company, estaba segura que mis horas de salida no serían así en adelante.

Me acomodé para descansar, cuando recibí una llamada de mamá.

— Hola mami — Saludé como de costumbre

¡Hola mi Amor! — Me saludó dulce — ¿Cómo estás? ¿Qué tal tu primer día en tu nuevo trabajo? — Preguntó de a una, pero bueno ya se había aguantado bastante sin llamarme antes en el día.

— Pues bien — Respondí fresca — Un poco atareado, pero bien

¿Te gusta el trabajo?

— La verdad está muy bien, no me quejo

Que bueno que te gusta, recuerda dar lo mejor de ti que yo sé que tienes mucho para dar porque eres muy inteligente hija — Sonreí ante el cumplido, mi mamá podía ser un poco intensa y sobreprotectora, sabía muy bien que la razón principal del deseo de yo trabajar con ellos era con toda la buena intención de hacerme las cosas un poco más sencillas pero como reiteradas veces antes mencionado, a mí me gustaba hacer las cosas a mi manera, y aunque ella preferiría que no fuese tan así, tanto ella como papá me apoyaban al cien por ciento mis decisiones incondicionalmente y me daban la libertad que yo deseaba.

— Si, mami, lo haré

Y cuéntame ¿Qué tal esta Saith? — Muy bueno querida madre, muy bueno cómo para comérselo.

— Vivito y coleando — Bufé

¿No han peleado o sí? — Preguntó como si de dos niñatos se tratase, bueno, pero era la costumbre.

— ¡Mamá ya somos adultos! Sabemos en qué momento hay que cuidar el recato y cuándo hay que dar los puñetazos

¡Ay, está niña! — Exclamó, pero sabía muy bien que se reía del otro lado del teléfono.

— Tuvimos nuestros pequeños desacuerdos, pero todo se resolvió rápido y con calma — Aclaré

Espero que así aprendan a llevarse bien de una buena vez — Solté una risita por que los deseos de mi madre se estaban cumpliendo sin que ella supiese, al menos en la cama nos llevábamos muy bien, es más nos llevábamos perfectamente de maravilla, hasta ahora.

— Con el dolor de cabeza que es Saith lo dudo mucho, pero ya veremos — En fin, la hipocresía — Oye, mamá por cierto ¿Sabes con quien me encontré hoy?

Dime ¿Quién?

— Ellian Sanders, está trabajando también en ZH aquí en Nueva York — Le compartí

Negocios entre las sábanas©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora