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― No digas ni una sola palabra ― Advertí irritada y sobre todo avergonzada  a Saith sin ni siquiera dirigirle la mirada mientras me vestía dándole la espalda

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― No digas ni una sola palabra ― Advertí irritada y sobre todo avergonzada a Saith sin ni siquiera dirigirle la mirada mientras me vestía dándole la espalda.

El premio a la más estúpida del año era para mí. ¿Cómo demonios había dejado seducirme por ese pedazo de idiota? ¿Que estaba mal conmigo? ¿Cómo había caído tan fácil?

Trate de vestirme lo más rápido posible porque me quería ir y alejarme de él cuanto antes. Al terminar de hacerlo, me voltee y lo mire, se estaba poniendo la camisa pero aun pude ser capaz de ver aquel torso con unos abdominales levemente marcados ahí. Me mordí el labio inconscientemente mientras me quede estática y pasmada. Más bien en estado de pendeja.

― ¿Otro round? ― Pregunto alzando una ceja mientras tenía una sonrisa sensual y estúpidamente coqueta plasmada en su rostro. Se había dado cuenta. Mierda.

― ¿Qué mierda te has creído? ― Solté enfadada sintiendo mis mejillas arder.

― Dado lo de hace un momento, tú dirás ― Dijo burlón. Inmediatamente me lancé a golpearlo como en los viejos tiempos, sintiendo la peor vergüenza que había sentido en toda mi vida. ― Ya, ya, ya, tranquila, solo bromeaba ― Decía entre risas mientras se cubría de mis golpes.

― ¡Pues ve a bromear con otras, conmigo no! ― Exclamé furiosa lanzándole una mirada asesina.

Caminé unos centímetros hacia la puerta, al pasar por el lado de Saith lo alejé bruscamente chocando hombro con hombro, más bien hombro con brazo, pero antes de poder jalar de la perilla y salir de ahí, sentí sus manos firmes en mi cintura deteniendo mi paso, su cuerpo pegándose lentamente al mío, suspirando erizándome la piel.

― ¿Estás segura que no quieres otro round? ― Preguntó roncamente acariciando mi vientre pegando su cuerpo aún más al mío, dejando un beso en mi cuello de manera tentadora. Mordí mi labio sin poder evitarlo.

― No quiero ― Respondí con un hilo de voz cuando sentí sus manos acariciar mis caderas y muslos.

Pero aun así él siguió insistiendo, podía sentir sus labios dejar besos por mi nuca mientras seguía acariciándome.

― ¿Estás muy segura? ― Una de sus manos apretó mi nalga. Jadee instintivamente.

― Segura ― No sé de donde saqué fuerza de voluntad para alejar sus manos bruscamente y darle un codazo en su estómago ― ¡Púdrete Saith Zegneth! ― Tras decirlo salí de ahí rápidamente.

Por suerte al salir, no había nadie cerca alrededor por lo cual camine libremente por el pasillo sin siquiera mirar atrás, lo único que quería era estar en mi habitación echarme a dormir y olvidar esto lo más pronto posible, realmente era una vergüenza, estaba decepcionada de mi misma. ¿Por qué tenía que volver a verlo? ¿Cómo rayos había sido tan débil y estúpida para dejar que aquello pasara? Maldito idiota.

Negocios entre las sábanas©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora