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— Disculpen la intromisión — Comenzó a hablar Alice — Pero es que el vigilante del turno diurno me comunico que su auto seguía en la oficina además que también me dijo que el vigilante nocturno le comunico a él que nunca lo vio salir del edificio ...

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— Disculpen la intromisión — Comenzó a hablar Alice — Pero es que el vigilante del turno diurno me comunico que su auto seguía en la oficina además que también me dijo que el vigilante nocturno le comunico a él que nunca lo vio salir del edificio en toda la noche, así que me tome el atrevimiento de pasar para verificar que todo estuviera en orden, perdónenme si interrumpí algo, si hubiese sabido yo...

— No, no, no — Negamos efusivamente ambos logrando espantar a la pobre Alice.

— No interrumpiste nada, no había nada que interrumpir, lo que pasa es que Saith tiene que presentar hoy en la junta directiva un informe de finanzas así que como necesitaba ayuda me llamó por la noche para que viniese a ayudarle, lo hice y nos hemos llevado toda la noche trabajando en ello, no hay nada de raro en ello, ¿no es así? ya que soy su asistente, es normal que yo ayude con este tipo de cosas — El carraspeo de Saith en su garganta por segunda vez, me detuvo de seguir hablando con tanta euforia. Jamás había pronunciado tantas palabras por segundo en mi vida.

— Todo está bien — Afirmó Saith tomando una postura más erguida tras lanzarme una mirada de que no siguiese hablando — Estamos bien, muchas gracias por tu preocupación — Alice asintió con una sonrisa avergonzada

— Si no necesitan nada más, me voy marchando

— Tranquila, todo está bien, puedes retirarte

— Nos vemos luego, Alice — Me despedí y ella asintió marchándose mientras llevaba una discreta sonrisa de diversión en su rostro

— Por poco y le cuentas hasta que cenaste ayer por la noche, eminem — Habló con sarcasmo en cuanto Alice cerró la puerta.

— ¡Aish, Cállate! — Exclamé relajando mi cuerpo en el sofá y llevando mis manos a cubrir mi rostro.

— Si sobre explicas las cosas, das mal a pensar ¿lo sabías? — Siguió Saith

— Me apaniqué — Bufé — Temí que no sé, se esparciera un rumor de nosotros por la empresa

— Mentira no sería, solo que esta vez genuinamente no hicimos nada más que trabajar — Se encogió de hombros — Que irónico sería que así saliera a la luz el que nos acostamos

— Idiota, ni lo digas — Mascullé. Saith se echó a reír divertido de la situación. — No te lo tomes tan a la ligera, al saberse, nuestro jueguito se acaba ¿Comprendes?

— Ya, ya, ya gruñoncita — Se inclinó frente a mí, colocando ambos brazos a cada extremo de mis costados sobre el respaldar del sofá, delimitándome el paso. — No pasara nada, tranquila — Se acercaba cada vez más, hasta tenerlo casi sobre mi cuerpo y su rostro a centímetros del mío.

La mirada de Saith recorría mi rostro y esbozaba una sonrisa coqueta para luego su mirada detenerse finalmente en la mía. Dios, tenia unos ojos muy bonitos, corría el riesgo de perderme en ellos, verdaderamente hipnotizantes.

Negocios entre las sábanas©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora