Prólogo

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"Somos ángeles caídos
sin memoria de nuestra grandeza,
en busca de un Dios protector
al que ignoramos por pereza.

Somos ángeles caídos
que nos arrancamos sin piedad las alas
para parecer algo más humanos,
adornados con nuestras mejores galas..."

*

Jadeaba más fuerte de lo que podía respirar en realidad, mantenía los músculos tensos y los puños cerrados, la sangre caía sobre su rostro, había cortes por todos lados marcando lo imperfecta de su alma egocéntrica, sus ojos desprendían chispas de ira que parecían incendiar el lugar en el cual estaba derribado, derrotado, la tierra estaba fragmentada en lo que había sido un ataque potencialmente fuerte del ser que lo miraba desde arriba con...pena.

No podía ser real. ¡Él no podía ser derrotado! Era demasiado hermoso y fuerte como para ser vencido con alguien de esa apariencia tan frágil. Ella no era lo suficientemente fuerte como para reinar el reino de los cielos. ¿Quién se creía que era?, les daba órdenes a todos sus hermanos y hermanas y ellos lo permitían como si nada, osaba llamarse ama suya y ni siquiera era capaz de detener el golpe de estado sola, tuvo que recurrir a la ayuda de él arcángel mael para detenerlo...vaya Dios. ¡Vaya Dios tan mal agradecido! ¡Pagaba su lealtad y amor con...sangre!

¡Él merecía ese puesto! Era suyo por derecho. Hizo más cosas por esa maldita que ningún otro ángel, hizo más que ese protegido arcángel mael. Si alguien debía de convertirse en Dios era él. Él era tan hermoso o incluso más que ella, él era tan sabio o tal vez más que ella, ¡él era tan capaz de ser una deidad como ella!

Podía ver esa mueca de desaprobación en el perfecto rostro de Dios. De esa deidad suprema envidiosa que no quería compartir su puesto, su poder

Aún tembloroso y débil el ángel intentó con todas sus fuerzas ponerse de pie mínimo para ser derrotado con orgullo y dignidad. Se apoyó sobre sus codos gruñendo por el dolor que su celestial cuerpo estaba soportando, se puso de pie tropezando un poco antes de conseguir equilibrio, sus alas se encogieron por la punzada de los huesos rostros y cuando sus fanales volvieron a ver a su creador con enojo...ella frunció el ceño y estiró su mano dispuesta a dar su golpe final. Eso había sido una ofensa más.

Derrumbó al ángel nuevamente, este intentó con todas su fuerzas contraatacar, pero cuando estaba por hacerlo su otro oponente lo derribó al suelo colocando su pie justo sobre su cabeza. El arcángel mael estaba ayudando a la deidad suprema a derrotarlo. Su lealtad lo estaba cegado. ¡No se daba cuenta de la verdad!... O quizá era él quien estaba cegado por la vanidad y el egocentrismo.

Más rápido de lo que su mente pudo captar, Dios arrancó sus blancas alas una por una sin mostrar ni una pizca de la piedad que tanto presumía tener, iba quitando pluma por pluma separando hueso y piel de su portador mientras el rubio gritaba por un poco de misericordia y se retorcía del dolor, pero no, no hubo compasión.

La deidad suprema soltó el cuerpo sangrante del antes hermoso ángel y luego tras darle un último golpe que definió el futuro, lo hizo caer desde los cielos hasta la tierra haciéndole ver que había perdido y eso él lo sabía bien.

La caída fue larga y se sintió eterna, el aire rompía contra la herida sangrante que habían dejado sus alas al abandonarlo y algo nuevo se formaba en su interior. En la mente del ángel destrozado sólo podían aparecer las imágenes de su vida en los cielos, cada recuerdo que pasaba se veía distorsionado por una punzada en su pecho, algo nuevo y diferente, un sentimiento que no era puro era más...oscuro, malvado.

Cayó finalmente sobre una roca en el mundo terrenal creado también por la deidad que lo había despreciado como hijo suyo, su cuerpo permaneció inmóvil a tan solo unos pocos centímetros de la enorme grieta que se había abierto como un portal a las tinieblas y el fuego. Un vistazo había el futuro

Se hizo bolita en su lugar sabiendo que estaba siendo observado por todos, sabiendo que muchos se burlaban y otros maldecian su osadía. Quería gritar, dejar salir ese sentimiento tan venenoso que se estaba esparciendo más rápido que la razón.

Irá, desesperación, vergüenza, ego roto y cuando parecía que se iba a quedar en esa posición vulnerable por toda la eternidad... El ángel rubio levantó la cabeza con lágrimas calientes en sus ojos, desvío la mirada hacia el prado del mismo color de sus iris y finalmente dejó salir una sola lagrima que se resbaló por su mejilla derecha saboreando la derrota y la humillación de ser desterrado del reino de los cielos.

El castigo apenas estaba comenzando.

Atrapado en lo más profundo de una caverna y rodeado de llamas ardientes, fuego y un calor abismal, un lugar al que los humanos llamarían "infierno" en el futuro.

Siendo odiado y repudiado por cualquiera que conociera su nombre.

Su cuerpo quedó maldecido desde aquel fatídico día.

Su piel quedó encadenada bajo la pesada luz de su pecado.

Y mientras los ángeles bailaban en el cielo, Dios creaba al humano y la música del feliz reino de los cielos colmaba la tierra, Meliodas luchaba con lágrimas e ira intentando librarse de sus cadenas con un solo pensamiento en la cabeza. Vengarse de aquellos que le dieron la espalda y lo humillaron

 Vengarse de aquellos que le dieron la espalda y lo humillaron

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Imagen hecho por Whichiii

Meliodas en la misma posición de la pintura del "Ángel caído" les dejaré la imagen abajo ^^

Meliodas en la misma posición de la pintura del "Ángel caído" les dejaré la imagen abajo ^^

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Caído (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora