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⚠️Advertencia: Contenido fuerte⚠️

No necesito hacer más, con sólo tener su muñeca derecha libre el dolor en la yema de los dedos se volvió casi inexistente. Se quedó quieta, casi sin respirar, casi sin poder creer que por fin después de mucho su muñeca era completamente libre. Una risa escalofriante como de niña chiquita hizo eco por los pasillos, alzó el trozo de vidrio mirando su propio rostro en la superficie manchada y no pudo evitar sentir felicidad después de tanta desdicha. Al fin, al fin podría seguro a su familia. Al fin esas voces que la atormentaba se iban a acabar. Al fin sería capaz de distinguir la realidad de la imaginación.

No lo dudo, con una gran rapidez, Elizabeth clavo aquel filoso objeto justo sobre su vena yugular salpicando las paredes de su sangre y con las últimas fuerzas que le quedaban empezó a arrastrar el objeto hacia un lado aún dentro de su carne. El resultado fue una sonrisa en su garganta de un color rojo intenso.

Al instante los sonidos de la asfixia y la falta de aire se volvieron presente, su cuerpo cayó inerte sobre la cama manchando definitivamente las sábanas y derramando cada gota de su existencia. Incluso el suelo quedó pintado de lo que en algún momento fue Elizabeth Goddess.

Cualquiera que lo viera quedaría aterrorizado con la escena. Sus ojos antes azules completamente inyectados en sangre, la frente brillante por los pequeños pedazos de vidrio roto, la sonrisa larga en la garganta y la mueca que en un inicio fue sonrisa. La paciente Elizabeth había cometido suicidio.

Caído (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora