12

97 18 2
                                    

—Sigue llorando pequeña estúpida, de todas formas no va a arreglar nada—elizabeth alzó su mirada llena de gotas de luz e hizo un puchero tan, pero tan adorable...que meliodas sintió asco de esa hermosa cara. La mueca en el rostro del demonio fue tan notoria que aunque su cuerpo era una masa negra, pudo notarse a esos labios curvearse con náuseas—Llorando Dios no va a perdonarte, te quedaras aquí por siempre hasta que tu alma se consuma de pavor solo para volverte a NADA. Dios no ama, no tiene piedad, ella JAMÁS vendrá por ti—la albina le dio la espalda a aquel encadenado hombre incapaz de mirar un segundo más esos ojos calientes como el fuego infernal y se hizo bolita en el suelo sin dejar de sollozar. La estaba haciendo enojar, no podía soportar que insultar a así a su diosa creadora, un ser que se retorcía en las tinieblas no era capaz de hablar de aquella belleza —Sin importar que tan fuerte llores por piedad, Dios no va a escuchar. Deberías de saberlo, Dios no escucha a los pecadores—

—¡Callete! —gritó entre llanto con la ira formando un vórtice en su pecho, una ira enferma y llena de una fe que hasta hizo temblar al demonio.

Caído (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora