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—Lo que quiero de ti...—susurro la misma voz en un tono un poco más suave, nuevamente el sonido metálico le indico a Elizabeth que esa cosa se estaba moviendo, lentamente, pero lo hacía, el peso de las cadenas era más fuerte que "eso" así que le estaba costando salir de ese rincón en el que se mantenía oculto. Ni siquiera la luz de las cadenas era capaz de revelar su rostro—Sabes, es extraño, hace cinco minutos quería que te suicidaras, justo ahora solo quiero devorar tu alma—el miedo en el alma de la chica comenzó a incrementar, por cada paso que esa criatura daba adelante, ella daba uno hacia atrás. Ya no le importaba el pudor de estar desnuda, solo quería alejarse de lo que le estuviera hablando—Me preguntó a qué sabrá el alma de una chica virgen—Ella no contestó, no estaba interesada en seguir el hilo de la conversación. Al notar esto, la criatura soltó un pequeño sonido de decepción y dio un paso más hacia adelante alertando a la albina—Hmm, parece que no eres muy conversadora. ¿El descenso hacia los infiernos te arrancó la lengua?—se mofo en su cara. Eso la hizo molestar levemente, pero no importaba que tan enojada estuviera, su instinto seguía diciéndole que lo que debía de hacer era permanecer callada, escuchar cada sonido y escapar de lo que era esa cosa. Aún así ella no le hizo caso a su instinto, al carajo todo, ya estaba en el infierno, no podía caer más abajo.

—¿Quién eres? —fue lo único que salió de sus labios. Unos ojos rojizos la vieron fijamente desde la oscuridad y no le quitaron la mirada de encima en ningún momento. Esa fue la primera vez que sus miradas conectaron.

Caído (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora