Caído (PAUSADA)

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Apenas sintió la presencia femenina de nuevo cerca de él, el ángel caído meliodas alzó su mirada borrosa por sus lágrimas negras y vio el alma de esa bella humana dedicándole una sonrisa torcida. Se estaba obligando a sí misma a sonreír, eso era más que claro, estaba forzando una sonrisa cuando claramente sus piernas estaban temblando del miedo.

Se sintió débil al ser descubierto llorando por alguien como ella, soltó un fuerte gruñido molesto y desvío la mirada lo suficiente como para que su rostro se perdiera en las sombras.

—¿Qué quieres? —preguntó con la respiración agitada y la voz rota. Qué imbecil se sentía, que débil se veía, que culpable se sentía...

—Dijiste que querías que viniera—sonrió un poco más, aunque hasta ella misma sabia que su sonrisa era más que falsa. Solo dio un paso dubitativo hacia el frente que rápidamente fue detenido por el fuerte sonido del cuerpo masculino moviéndose bruscamente.

—No te acerques—

—De acuerdo—se detuvo. El demonio lo puso evitar mirar confundido a la humana. ¿Le estaba haciendo caso?

—Acércate—murmuró solamente para ver si es que era real lo que estaba pasando. Pará su sorpresa, la mujer dio un paso más hacia adelante y desvío la mirada al suelo tímida. ¿Por qué hacía eso? —¿Por qué volviste? —no pudo evitar preguntar. Se estaba divirtiendo al ver que la tenía acorralada y asustada en un rincón del infierno, ahora al verla tan sumisa a cumplir lo que él quería no podía evitar confundirse. En toda respuesta ella se acercó hasta quedar frente a frente de la horrenda criatura y luego, para sorpresa de los dos, alzó las manos hasta acariciar el rostro del ángel, retiro esas lágrimas feas manchando sus brillantes manos de color negro y le dedico una verdadera sonrisa con la que le daba a entender que ni ella misma sabía de donde había conseguido el valor.

—Tu querías que volviera—fue lo único que salió de su boca y el corazón del demonio empezó a latir fuerte.