Caído (PAUSADA)

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—¡Abran paso! —antes de que la camilla la atropellara por la prisa que llevaba, la enfermera Zaneri logró quitarse de en medio del pasillo con rapidez y finalizó suspirando con tristeza. Ahí iba otro herido de guerra, sangrando por los ojos y los oídos, sin una pierna y con la posibilidad de perder la mano derecha. Esa clase imágenes horribles le impedían dormir la mayoría de noches.

—Zaneri—la castaña volteo hacia la melosa voz conocida mirando a su hermana gemela con una mueca—¿Qué haces ahí parada? Deberías de ir a emergencias, acaba de caer una bomba y los heridos son demasiados—la reprendió con la mirada fría. Su hermana Jenna era mejor que ella en eso, no temblaba al ver la sangre o la gente mutilada, solamente calmaba el alma de los atormentados y hacia su mayor esfuerzo en salvar la vida de los heridos sin titubear. Zaneri no tuvo que excusarse cuando los ojos de su hermana bajaron hasta lo que tenía entre sus manos.

Al instante, los ojos fríos de la rubia pasaron a unos llenos de tristeza que desaparecieron tan rápido como llegaron

—Lo lamento, no puedo dejarla sola—

—Zaneri, la señorita Goddess será transferida a un pabellón psiquiátrico, no puedes hacer más. Además, su padre fue un soldado que le causó la muerte a muchas personas, es lo que se merece—

—¡Claro que no!—se apresuró—Su madre, sus hermanas y ellas estaban muy tristes y decepcionada con el trabajo de su padre, estaban dispuestas a irse, pero la enfermedad los contagio y ya no pudieron hacer más—la castaña suspiro un poco para calmarse y luego volvió a mirar a su hermana aún decidida— Además, quiero ser su compañía las últimas horas que estará aquí, no puedo dejar que se quede sola—su hermana la miró dudosa, pero no podía negarse a una misión tan noble como la que su hermana estaba intentando hacer. Era cierto, Zaneri llevaba haciéndose cargo de Elizabeth sin saber que ella la odiaba profundamente por culpa de la locura.

Jenna no dijo nada, solo se dio media vuelta y dejó a Zaneri sola.