Capitulo 5(*)

1.6K 200 40
                                    

"Ella es un caos. una mezcla entre querer huir y entender que por fin todo tiene sentido."

Siento el calor por todo el cuerpo. Como si me estuviera quemando por dentro, como si estuviera en el infierno, pero apresar de eso continúo corriendo lo más rápido que puedo. Mi corazón late con fuerza mientras envía adrenalina y fuerza a todo mi cuerpo, eso me da el impulso necesario para no detenerme para así poder escapar de esos imbéciles. No puedo permitir que me atrapen, necesito protegerlos.

Las piedras me estorban y hacen mi correr más difícil, puedo escuchar como algunos de ellos nos persiguen, pero nosotros continuamos corriendo sin detenernos, luchando por nuestra libertad.

Sigo sin detenerme, he luchado demasiado como para rendirme ahora que estoy a punto de ponerlos a salvo. Hay tanto ruido que me perturba, odio tanto este ruido, escucho las pisadas de muchos detrás de mí, pero no tan cerca mientras por el ruido puedo sentir mi corazón que está por explotar, quiere salir de mi caja torácica, late ansioso por ser libre, puedo sentir los latidos tan rápidos que hasta pienso que no es normal.

Me he estado sintiendo como un animal dentro de una jaula, que pueden manejar a su antojo, en un juego macabro donde ellos ganan y nosotros perdemos.

A la distancia visualizo una carretera, así que empiezo a correr más rápido para llegar y ver si todo salió como lo planee. Al otro lado de la carretera puedo ver una camioneta y un hombre parado al costado de ella. Cuando sus ojos dan conmigo, abre la puerta y yo dejo de correr, porque ya sé que mi única oportunidad está acabada.

Detrás lo siento agarrarme por los brazos bruscamente y hacer que mis rodillas choquen con el piso, pero antes de llegar la parte que esperaba, me susurra:

—Nunca te vas a deshacer de nosotros, tú siempre serás nuestra.

Mis ojos se abren con pesadez, la última vez que tuve pesadillas así no pude controlar mis emociones. Lágrimas se escapan de mis ojos, mi estabilidad emocional cada vez se ve más deteriorado, otras veces intento con todas mis fuerzas de olvidar que todo lo qué pasó todavía sigue ahí. Pero la mayoría de esas veces me resulta imposible.

Ni Lea, ni los chicos tienen idea de qué los recuerdos me atormentan. De qué serviría de todos modos.

Mis pasos hacia el baño son lentos y pausados, mientras que el pensamiento de enterrarme en la cama y no salir me susurra en la nuca. ¿Por qué demonios no puedo tener una vida normal? Sin complicaciones, ni miedos por el que si estaré viva la próxima semana. Pero al carajo, a la mierda el pesado.

No podré bórralo, pero si ignorarlo tanto como pueda.

Al salir del baño, perezosamente busco entre mi armario. El recuerdo de que tengo que esperar a que todas mis cosas lleguen me hace preguntarme a qué demonios vine aquí.

Los minutos pasan lentamente mientras bajo las escaleras con una sudadera enorme y unos pantalones negros combinada con unas botas adornando mi cuerpo. No muestro mucha emoción al entrar a la cocina encontrando a los chicos.

—Joder, tienes un humor de perros, Phoenix —Exclama Axel llevándose un pedazo de tocino a la boca.

Me dirijo al refrigerador para encontrarme con un puñado de frutas frescas. ¿Algo mejor en las malas mañanas de Phoenix que no sean frutas del bosque? Ninguna. Podría mejorar gratamente mi humor estas moras la verdad.

—Phoenix, ¿estás así por lo de Lea?, porque si es por eso si no quieres escuchar la explicación de ella lo haré...

Lo encaro.

SIBILINO [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora