Capitulo 14

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"No confundas las cosas, también los demonios hablan bonito al oído".

Lea y yo decidimos estar un día solas y pasar el día entero en una feria de juegos, si, amo los juegos que brinden adrenalina, aunque, no voy a mentir, me dan un miedo de muerte. Lea dice que tengo rasgos de una persona masoquista, quizás sea verdad, no lo sé.

Después de pasar casi toda la mañana en una feria de juegos fuimos a un museo de arte donde observamos el arte mosaico, fue hermoso y Lea le tomaba una fotografía a todo lo que veía, y cuando digo a todo era a todo. Le tomo una foto embarazosa a un hombre de mediana edad, corrió detrás de nosotras todo enojado mientras que nosotras corríamos por nuestras vidas sin poder aguantar la risa.

Parecíamos unas locas corriendo en medio de un museo con un montón de personas a nuestro alrededor, la verdad no me importó, pero a Lea si, así que tuvimos que irnos a descansar a un lago que quedaba cerca del museo. Ahí hablamos y reímos como si no recordáramos todo lo que ha estado pasando desde que llegue. Me explicó muchas cosas, no las que quería saber, pero me pidió perdón por haber estado tan distante conmigo desde que pisé un pie aquí.

La verdad no la culpo, yo también soy causante de que nos estemos separando. También me explicó qué irrumpió en mi habitación porque quería compensar todo eso, yo también me disculpé, aunque, no soy de hacerlo a menudo, pero lo hice. Después de todo Lea es alguien muy importante para mí, bastante, y me duele que me esté mintiendo, pero después pensaré más en eso.

Después de ese día agitado me preparé para ir a la universidad, más unida a Lea, claro.

La mañana pasó entre clases y más clases, hasta que casi a medio día me mandaron a llamar, después de pelear a muerte con los chicos me hicieron unir al club de pelea, les dije que era innecesario todo ese tema, pero ellos siguieron jodiendome con eso y me hubiera negado rotundamente si Lea no me hubiera prometido que ella también escogería eso, no les di la respuesta, tampoco era como si la tuviera.

Así que ahora mírame aquí, caminando directo a la cancha, con el cuerpo relajado y el rostro inexpresivo, pero todavía con la negación y la duda carcomiéndome por dentro ¿será esta una buena idea?, la verdad no tengo idea, aunque, muy en el fondo tengo la respuesta para esa pregunta.

—¿Qué crees que nos enseñen primero? —Inquiere Lea a mi lado con su seño fruncido. Respondo encogiendo mis hombros sin prestarle mucha atención. Las personas a nuestro alrededor pasan a nuestro lado como si los persiguiera el diablo. —¿Y si nos enseñan a partir cabeza?

Volteo la mirada hacia ella y sonrío malévola.

—Ojalá que si, tengo ganas de partirle la cabeza a mi cuñado. —Le guiño el ojo y ella abre la boca fingiendo estar ofendida. —Pero no pienses que es Magnus, no, claro que no. Nosotras no somos realmente hermanas.

—¡Oye! Más respeto, eh, es muy bueno conmigo. —Pone cara de estar enojada y yo le hago un puchero, sin que nadie me vea, me parece vergonzoso. —Además, quizás no seamos hermanas de sangre pero si de traumas.

—Touche —Chocamos las manos y suelta una carcajada mientras entramos a la cancha. Se me acerca un poco para susurrarme algo al oído.

—Si llegan a enseñarnos a romper cabezas más te vale que recuerdes esto, tocas a Magnus y le enseño a toda la universidad la foto que tengo tuya haciendo un tierno puchero. —Después decir eso se aleja y me da la espalda.

—No te atreverías. —Voltea y me observa sobre su hombro.

—Tócalo, querida.

Cuando voy a replicar me encuentro a unas cuantas personas alrededor de un ring y arriba de este nada más y nada menos que... Dominik, uno de los responsables de las pesadillas frecuentes que me persiguen en la noche, las que me sumergen y me dejan sin oxígeno. Nuestras miradas se cruzan y puedo ver cómo la comisura de su labio se alza, me guiña un ojo, pero luego presta atención a lo que Magnus está por decir. Si, no lo había notado por culpa de Dominik.

SIBILINO [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora