Capitulo 10(*)

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¿Desconocido?

Justo ahora me pregunto si todo lo que hemos hecho ha valido la pena. Las muertes, lo que hemos perdido a causa de todo esto quizás no haya valido nada. Pero todo eso se va a la mierda cuando veo su rostro, dios, lo qué haría si alguna vez veo el sufrimiento en su rostro.

Por ella destruiría el mundo entero solo si me lo pide.

Mi hermano entra al cuarto, mientras el otro idiota azota la puerta con tanta fuerza que el crujido de esta resuena por toda la habitación. Se dejan caer en los sillones, impacientes por lo que estamos a punto de hacer.

—¿Y ahora que haremos? —Inquirió él con sus puños apretados.

—Irnos —conteste. —Está todo preparado para largarnos de aquí, es cuestión de tiempo para que ella también se largue.

Mi hermano sonríe.

—La estaremos esperando apenas sé decida ¿verdad? —Asiento hacia él. —No veo la hora de verla cara a cara...

El resoplido del imbécil hace que nuestra atención se fije en él. Anda tan malditamente irritante después de que le matamos a su jodida "amada", es tan egoísta lo que hace.

Comprendo sé que no sea paciente, ¿pero hacernos eso? ¿A nosotros que llevamos esperando esto desde los diecinueve?

—¿Y qué? Llegaremos y la secuestraremos, o no espera, la enamoraremos con nuestros encantos hasta que esté perdidamente enamorada de nosotros ¿eso es? —Bufa lanzándonos su odio a la cara. —Esto es una mierda.

Retengo mi ira. Sé que lo está haciendo con una sola intención, pero no pienso perder el control por él.

—Si no quieres conocerla dilo desde ahora, no pienso obligarte a esto.

Y justo ahí su máscara se tensa. Pensaba que lo obligaríamos a esto, pero no es así, que seamos hermanos no significa que hagamos todo juntos o que tengamos la misma mujer. Su anterior novia era una maldita escoria, no la amaba como hacía creernos solo la tenía para molestarnos.

Pero un poco de descontrol de mi hermano y ella ya estaba tres metros bajo tierra. Yo mismo me encargué de eso.

—Solo tienes que decirlo y te quedarás libre de ella. —opinó mi otro hermano con suavidad. —Ella no es un puto estorbo como siempre lo haces creer, si tanto te molesta que haya matado a tu maldita puta desentiérrala y quédate con ella.

Sus ojos se oscurecen, pero sabe que no puede decir nada. Él también la quiere, aunque sea tan orgullo y terco para pronunciarlo por sí mismo.

—Está es tu oportunidad, hermano, quedarás libre de esto ahora mismo si así lo quieres.

Si ni siquiera lo piensa dos veces.

—No, seguiré hasta el final. —Se pone de pie y se acerca a mí. —Y si en algún momento llego a perderla o a sentir que está en peligro tú y él serán los culpables de eso ¿entiendes?

—Ella es más inteligente que eso...

—Me refiero a que tendrás que darlo todo para que ella este completamente a salvo de esos idiotas. Si en algún momento logran atraparla, te juro que pagarás.

Niego.

—Eso nunca pasará, no mientras yo esté vivo, hermano.

—Bien —Se aleja. —Más vale que ese maldito sirva como su perro guardián desde que la veamos.

Mi hermano menor, que lamentablemente tiene sus descontroles de ira de vez en cuando le lanza una mirada furtiva a mi segundo hermano. Sabe que no debería provocarlo, pero de todas maneras disfruta haciéndolo.

—Cuida de que no la aleje de ti también.

Sonríe.

—No, no lo harías.

—Basta. —los detengo cuando uno de ellos se acerca a otro. —Todo está lista, partiremos en el anochecer así que mañana nos integraremos inmediatamente en su futuro círculo social.

No cabe duda que nuestra historia está a punto de empezar, ya no tendremos que formar parte de su vida atreves de una maldita pantalla como sus acosadores personales.

Seremos de ella aunque no esté enterada de que es completamente nuestra.

SIBILINO [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora