"El verdadero viaje del descubrimiento no consiste en buscar nuevos paisajes, sino en tener nuevos ojos".
- Marcel Proust
Los hombres a los que estoy mirando no son los mismos que estaban en la playa la madrugada de hace unas noches.
Ese amanecer había sido tangible.
Cómo si ellos se hubieran incrustado en el fondo de mi piel. Jamás olvidaré cómo los dedos suaves de Diamond me recorrían los brazos causando estragos de escalofríos y cosquillas en mi cuerpo o como Dominik dejaba besos húmedos en la curva de mi cuello.
Lo hacia con despreocupación, como si no fuera consiente de cómo comprimía los jadeos que querían liberase de mi garganta. Devon se apretaba justo en medio de mis piernas, consciente de que apretaba mis muslos alrededor de los suyos con deseo.
Maldición, todavía los aprieto al recordarme.
Podía sentir los latidos de mi corazón, sentir el pulso en mi garganta.
Sus miradas encendidas miraban al idiota que acababa de dispararme con pura repulsión.
¿Esta mirada en sus ojos cuando lo miran a él y luego la dirigen hacia mi? ¿Estos, los que tengo ahora delante? Hace que los dioses se arrodillen.
Sus atuendos en negro atrapa las partículas de la luz del fuego que se desprenden de las persianas. El material peligroso drena toda la luz, devorando toda esperanza de algo que no sea violencia.
Es pura hermosura.
No debería estar conmocionada, solo los deseo. No siento absolutamente nada por ellos excepto el deseo carnal. No hay más, ni existe nada más ¿verdad?, sin embargo aquí estoy, tan emocionada que ni siquiera sé cómo hacer todas las preguntas que tengo.
—Diamond...
Gira la cabeza y descubro lo muertos que están sus ojos. De los tres, es el del único que esperaba otra reacción , no está. No hay ningún reconocimiento detrás de su mirada. Podría ser cualquiera que estuviera delante de él ahora mismo. La frialdad me deja sin aliento.
—¿Te hirió?
La preocupación en su voz es evidente, pero no podría estar segura porque sus ojos ardientes dicen otra cosa.
La pregunta me toma desapercibida, me sobresalta.
No por el, no por el agente, si no por el significado detrás de esas palabras.
Me duele el pecho al darme cuenta de que nadie nunca se había preocupado de si estaba bien antes. Si estaba en peligro yo siempre estaría bien, ¿si me tropezaba? No pasa nada, soy intocable o al menos eso piensa la gente.
Desde pequeña nunca había tenido a alguien que quisiera y pudiera tener la necesidad de cuidarme, de preocuparse por cualquier cosa de mi. La más mínima.
Y justo tienen que ser los tres hombres más... desconcertantes que he conocido en mi vida. Las únicas personas que han sido lo suficientemente sinceros como para decirme sus intenciones conmigo.
Sin maldad, sin necesidad de querer algo de mi a la fuerza.
—Oye —El agente se aclara la garganta. Lo observo en mi visión periférica como intenta descifrar si debería guardar su arma. —Solo la queremos a ella, nos iremos y no les pasará nada a ustedes.
¿Está el agente tratando de protegerse de mis hombres? ¿O más bien ganando tiempo para escarparse?
Se me estrecha la garganta al intentar tragar saliva. La mirada de Domi es intensa. Me observa, esperando mi respuesta. Lentamente, como si se deslizara, se mueve en mi dirección. La voz del agente bien podría haber sido ruido blanco.
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SIBILINO [+21]
Mystery / ThrillerUna mujer. Tres hermanos. Un desastre. Me veo obligada a irme a suiza por culpa de mi pasado. Una parte de mi vida que espero dejarla atrás, pero el mundo tiene planes diferentes para mi. Nadie puede salvarme, ni siquiera mis mejores amigos. ¿Qué pu...