"No sabía que yo era la bomba que destrozaría todo, hasta que acabé en cenizas sin saberlo."—Joder, por milésima vez ¡Así no se juega! —Le grito a Norman luego de arrebatarle el control de la consola.
—Y yo qué diablos voy a saber si ni me explicas bien —Responde mientras se derrumba agotado a mi lado en la cama.
Norman y yo hemos estamos acostados jugando en la consola toda la tarde. No sé qué me sorprendió más, que Norman llegara aquí súper temprano o que después me pidiera que le enseñara a jugar, aunque la verdad solo le presté atención en cuanto puso en mis manos montones de dulces. Así que desde entonces me he pasado la tarde entera intentando enseñarle a Norman cómo se juega, intentando porque es más bruto que un burro.
Entre dulces, juegos que según Norman eran muy aburridos y el ajetreo que había en la primera planta de la casa pasamos la tarde. No me atreví a asomar la cabeza por la ventana para no verme involucrada en la dichosa fiesta en la que Lea y los chicos decidieron hacer después de que anunciaran detener las clases esta semana por lo del cadáver.
¿Qué mejor manera de celebrar eso qué haciendo una fiesta? Supongo que eso se le vino a la cabeza a ellos, porque a mí por ningún lado.
—¿Qué hora crees que es, Phoenix? —Norman deja de mirar a un punto fijo para posar su mirada en mí.
—No lo sé, pero creo que todavía es temprano —respondo mientras me pierdo en sus ojos marrones.
—¿Podías dejar de mirarme así?, Me siento acosado —Le sonrío son inocencia luego de hacer caso omiso a su petición.
—¿Qué culpa tengo yo de mirar así?
—¿Y yo que voy a saber? Solo sé que es raro —Aclara luego de empezar a masticar un caramelo de chocolate.
—¿Le dices "raro" a mis ojos o a mi forma de observar? —Planteo mientas le arrebato la bolsa de dulces de kiwi.
—¡Por dios!, a las dos cosas. Tus ojos dan miedo, bueno no miedo, pero es raramente fascinante observar esos dos colores en los ojos de una persona. Algunas veces me haces sentir extraño, como si yo fuera tan aburrido, yo no soy para nada aburrido comparado contigo y no te ofendas —Sin poder aguantar más se me sale la carcajada que estaba conteniendo —¿De qué te ríes? Estoy hablando en serio, Phoenix. Pareces un puto gato de eso raros que aparecen en documentales de los animales más extraños del mundo.
—Norman... déjate de estupideces —Digo entre risas sin poder entender el humor de Norman.
—No son estupideces...—Frunce el ceño como si le hubiera dicho una barbaridad. Abrió la boca seguramente para inventar una de sus comentarios raros, pero la termino serrando cuando escuchamos a alguien tocando la puerta de mi habitación.
Salto de la cama para dirigirme hacia la puerta y la abro.
—¿Qué haces en pijama todavía? —Frunzo el ceño luego de ladear la cabeza, sin poder comprender a Ethan.
—¿De qué hablas?
—¿No vas a bajar a la fiesta? —Paso mi mirada por su atuendo. Jeans rotos, botas gruesas y chaqueta de cuero. Con qué ya es hora de irnos.
—Hmm... sí, dame unos minutos para que me arregle ¿si?
—Si, pero no tardes porque ya están llegando muchas personas y Lea se va a volver loca si no te ve —Me explica antes de caminar escaleras abajo.
Cierro la puerta detrás de mí al tiempo que veo a Norman haciendo no sé qué con su celular. Camino hacia mi armario y pasó la mirada por todo mi ropero.
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SIBILINO [+21]
Mystery / ThrillerUna mujer. Tres hermanos. Un desastre. Me veo obligada a irme a suiza por culpa de mi pasado. Una parte de mi vida que espero dejarla atrás, pero el mundo tiene planes diferentes para mi. Nadie puede salvarme, ni siquiera mis mejores amigos. ¿Qué pu...