"Cuando algo nos duele, tendemos a actuar de la manera más fría y dura posible para que nadie lo noté"
Al llegar a la casa lo primero que hice fue hackear las cámaras de seguridad del estacionamiento de la universidad. No me tomo más de cinco minutos hacerlo, pero al ligarlo no logré conseguir ningún indicio de lo sucedido. Es como si hubiesen borrado esos minutos. Junto con el pánico y la ansiedad del momento decido tomar una ducha para calmar mis articulaciones al menos lo suficientemente como para descansar un rato.
El agua fría calma todo mi cuerpo, aunque es un poco complicado mantenerme debajo del agua en la bañera no me resisto. Después de todos los malos recuerdos que me trae el agua caliente, amo la fría. Es como un amor odio, en ocasiones la detesto, pero en otras es como un consuelo para mi alma.
Los minutos transcurren lentamente y cuando veo la hora de salir, lo hago lentamente. Preparo mi piel con cremas aromáticas con olor a coco y a canela. Justo así, me visto con calma con mi pijama corto.
Mi cabello húmedo por el baño lo termino de esa manera. Mientras bajo las escaleras hacia la sala que, anteriormente había visto a los chicos, la opción de contarles lo que me pasó hace unos minutos me atraviesa. Sacudo la cabeza. No creo que sea relevante como para contarles ese pequeño problema.
Encantándolos con toda la sala a oscuras, mientras la pantalla gigantesca que tienen en frente proyecta un video de dos autos en una pista compitiendo por ser el ganador de la copa mundial. Tomando asiento al lado de Luke, dejo descansar mi cabeza en su hombro, escuchando cómo inhala profundamente mi aroma.
—Hueles a paraíso, Phoenix.
Sonrío.
—Gracias, Luke, me lo han dicho últimamente. —Subo mis piernas al sillón hasta que estás tocan mi pecho. —¿Ya cenaron?
—Hace unos minutos. —contesta. —¿Por qué tardaste tanto en llegar?
—Me fui de compras con un amigo que conocí ayer, la pase muy bien.
Asiente en silencio. Axel y Ethan se percatan de mi presencia mientras no paran de hacerme preguntas sobre donde estaba, con quien o por qué no les había avisado que llegaría más tarde de lo habitual. Lea logro intervenir entre los dos, cosa que agradecí. Estoy tan cansada y agitada que siento como mis ojos se cierran unas cuantas veces.
—Ethan ve a traer la cena de Phoenix —Lea le indica. —Veremos una película para que ella no se duerma tan rápido. Ve.
Ethan sale en busca de mi cena mientras que Logan busca la película que veremos. Estoy a punto de decirle que apague la maldita televisión y que nos pongamos a dormir, pero una nueva llamada ilumina el celular de Lea.
Con una sonrisa en su rostro la contesta para luego de medio minuto pasarme su teléfono a mí.
—Es para ti.
Extrañada, pongo el teléfono en mi oído mientras una respiración profunda del otro lado de la línea hace que mi piel se erice.
—¿Por qué no tienes celular? —La voz de Devon hace que suelte un suspiro de alivio.
—Quizás porque lo perdí. —miento.
—¿Necesitas que te lleve uno mañana? Podría ir y visitarte. —ofrece amablemente.
Es tan lindo y dulce que la mayoría de las veces la imagen de él con un cuchillo en las manos se me hace remotamente imposible. ¿Cómo alguien tan pacífico puede tener esos descontroles de ira? Me pregunto qué habrá vivido Devon para tener esos cambios, cuanto habrá sufrido.
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SIBILINO [+21]
Mystère / ThrillerUna mujer. Tres hermanos. Un desastre. Me veo obligada a irme a suiza por culpa de mi pasado. Una parte de mi vida que espero dejarla atrás, pero el mundo tiene planes diferentes para mi. Nadie puede salvarme, ni siquiera mis mejores amigos. ¿Qué pu...