Hyunjin le pedía disculpas por haberle hecho llorar, pues al parecer Felix todavía no estaba del todo preparado para que volviera a hablar con él como antes y Hyunjn ya lo trataba de esa manera, el morocho ahora le hablaba con un tono más pícaro que de relaciones cercanas.
El pecoso se secó las lágrimas y respiró hondo para hablar, pero las palabras no salían de su boca. Apenas decía cosas que ni él mismo entendía. Un pequeño hilo de voz murmuraba algo que Hyunjin trataba de entender con todo su ser pero no lo lograba.
—Lo siento, Felix. Sé que hice mal al hablarte así y obligarte a mirarme... —el muchacho se volvió a disculpar—. De verdad que lo siento, yo no quise hacerte llorar. Por favor...
Al mencionado le temblaban los ojos y sus labios se abrían un poco para luego cerrarse rápidamente. Quería hablar, quería decirle que estaba bien, pero su interior gritaba de rabia. Le dolía como si le clavaran una estaca en el pecho al no poder explicar su reacción.
—Lo siento... —susurró el rubio—, te hice incomodar —hipó—. Es solo que...
—No, Felix. La culpa es mía, no debí hacer eso. ¿Me perdonas? —rogó el más alto—. Si quieres volvemos a tu casa y dejamos esto hasta aquí, vas a descansar y...
—¡No! Sé que te gusta mucho este museo de artes, cada dos semanas, cuando tienes tiempo vienes a visitarla. Además, te veías muy ilusionado. Entremos —Felix trató de hablar sin trabarse y se encaminó hacia la entrada del gran museo mientras se secaba las lágrimas y le sonreía al más alto.
Hyunjin sonrió tierno y lo siguió por detrás, subiendo las escaleras apresuradamente para estar al lado del menor, quien ya estaba entrando por la puerta principal.
Hyunjin miraba todas las pinturas con admiración, curiosidad e interés. Sus ojos oscuros brillaban cada vez que se movía del sitio lentamente y apreciaba cada detalle de los miles de cuadros expuestos en el lugar. Por otro lado, Felix pasaba sin entender muy bien el significado de cada una de esas pinturas. Leía el nombre, miraba la pintura, volvía a leer el nombre y, después de ojear algunos cuadros, se fijó en el precio de una de ellas.
—¡Woah, ¿tan caro es ese cuadro?! —exclamó sorprendido para sus adentros.
Había abierto la boca por una serie de dígitos que describían un número muy elevado, escrito en un cartel al lado de la pintura, pero Hyunjin pensaba que a Felix le estaba gustando aquella exposición, tanto como para reaccionar de esa manera. Estaba orgulloso de eso, de haberlo traído a un lugar que al final le gustase.
Hyunjin se acercó y le tocó el hombro, observando el mismo cuadro que el pecoso miraba.
—Es hermoso, ¿cierto?
—Sí, hermoso dinero me voy a gastar yo por ese pedazo de pintura en tela...
—¿Dijiste algo?
—Oh, sí. Es un cuadro muy bonito.
—¿Lo quieres? Puedo comprarlo si quieres.
—¡¿Qué?! ¡¿Lo vas a comprar?! Es muy caro...
—Sí, sólo si te gusta. ¿No te gustaban los girasoles? —preguntó confundido mientras miraba el rostro congelado del menor.
En ese cuadro estaba pintado un jarrón de color carmesí con girasoles de un color amarillo brillante, con pétalos enormes y la mayoría ya habían crecido bastante. Hojas de un color verde oscuro y brillante se encontraban en los altos tallos de aquellas flores y alguna que otra hoja se encontraba en los pies del recipiente de porcelana. Cada pincelada y mancha de pintura estaba delicadamente incrustada en la tela del lienzo y expresaba tantos sentimientos confusos... O eso era lo que Hyunjin veía, Felix solo veía una simple pintura de un jarrón con girasoles.
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GIRASOLES [HYUNLIX]
FanfictionCuenta una leyenda mitológica griega: la ninfa Clitia se enamora del dios del sol, Apolo; pero lamentablemente, este último no pudo corresponderle ese amor. Felix, quien está enamorado de Hyunjin, ¿conseguirá un final diferente al de esa triste leye...