ⅩⅧ (FINAL)

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Esperaba ansioso en su cuarto. Hacía tiempo que no venía a su casa y la mayoría de cosas estaban en el apartamento de Jeongin, sin embargo, no iba a ir a por ellas, no eran tan importantes como Felix. Sólo lo tenía a él en su cabeza.

Eran pasadas las doce de la noche y Hyunjin caminaba de un lado a otro mirando la pantalla de su celular, esperando aquella tan esperada llamada.

Entonces recordó aquel cuadro quemado de un girasol que había pintado. Lo vio ahí, tirado en medio de una de las habitaciones que usaba para bailar. Restos de la madera del lienzo se encontraban manchadas de negro por el fuego que casi lo desintegraba. Aún sentía aquel sentimiento de amargura en su corazón, aquel que sintió cuando su pintura fue quemada.

Sí, es verdad que no le gustaba, pero ninguna obra de arte debía ser quemada. O al menos eso pensaba el azabache.

Levantó la mirada, encontrándose así con su reflejo. Miró determinadamente cada detalle de su ser.

Hecho mierda.

Esa fue la conclusión que apareció en la cabeza del muchacho.

¿Tal vez deba hacerle un nuevo cuadro?

Pensó.

Y esta vez será mejor, será el mejor cuadro que haya pintado y se lo daré a Felix.

Ahora el tiempo era algo muy importante. No sabía cuándo lo llamarían y tenía que pintar un cuadro lo más rápido posible, pero también con cuidado y tratando de impregnar sus sentimientos en esta.

A pasos agigantados, regresó a su habitación y colocó un lienzo vacío en el caballete. Se puso el delantal y preparó el material, estaba listo para empezar con el primer trazo.

Colocó suavemente el pincel sobre esa fina tela y se movió, dejando un rastro azul claro allá por donde pasaba.

La una y media de la madrugada, Hyunjin apenas había pintado las bases.

Dos y cuarto, el morocho manchaba el lienzo con colores oscuros para hacer sombras e iluminación, para así darle realismo y profundidad a su obra.

Tres menos diez, el pincel se movía lentamente sobre el lienzo para pintar uno de los girasoles que se verían en su dibujo.

Tres de la madrugada, seguía pintando los otros girasoles. No quería perder ningún detalle.

Tres y media, un gran girasol apareció en medio de la obra.

Cuatro menos cinco, detallaba aquel gran girasol.

Cuatro y cuarto de la mañana, el cielo cobraba vida y los rayos del sol que se escondían en el fondo iluminaban cada uno de los pétalos y hojas de aquellas flores.

Cuatro y media, algodones de azúcar decoraban aquel amarillento y brillante paisaje.

Cinco menos cinco, agregaba detalles.

Cinco y media, el cuadro cobró vida.

Y Hyunjin se quedó dormido, siendo abrazado por el dios Morfeo. Respiraba profundamente y soñaba con aquel final feliz que anhelaba.

[...]

Abrió los ojos de golpe, dándose cuenta de que se había quedado dormido. Contempló aquel cuadro terminado delante suyo y sonrió, esta vez no había quedado tan mal. Fue entonces cuando se acordó del retrato que hizo de Felix como nota final en la optativa de artes.

Estaba en algún lado. Encontró la bolsa negra de tela en la que había guardado, tenía pensado regalársela a Felix en algún momento, pero no sabía cuándo. ¿Tal vez era la hora de regalárselo?

GIRASOLES [HYUNLIX]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora