8. Enferma

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Recuerdos.

Lo único que no me pueden quitar y lo que más desearía que me quitaran. Solía tener cinco años cuando entraba al autobús con mis lentes tomada de la mano de Tania que para ese entonces tenía sus lindos quince años.

Ella solía decir: La gente es decente generalmente, digo generalmente porque sé que hay verdaderos canallas, la gente es decente porque nunca olvidan como ayudar.

De vez en cuando hasta te sorprenden, pero a veces no.

—¡TANIA! —grite mientras un chica me tenia contra el suelo.

"Pelea, pelea, pelea" gritaban los niños en coro.

—¡Suéltala! —Tania la empujo para levantarme de golpe, me empezó a empujar fuera de esa manada de niños que gritaban "golpéala" —¿Estás bien?

Tania se regreso contra ese niño mas furiosa que nunca gritándole:

—¿¡Cual es tu problema niño!? ¿¡Porque no vas y le jodes la vida a tus padres!?

—Es una pequeña imbécil. Tu eres la lista al menos....¡Ella es nada!

¿Soy nada?

Nada.

—Vamos,Tic—me rogo Tania, arrepentida—. Lo siento, se que no debi dejarte sola, estoy arrepentida, en serio.

Me llamaba Tic y yo a ella Tac por referencia a una serie animada de Disney de dos insectos, en el mejor de los caso era referencia a un reloj. No puede a ver Tic sin Tac y no puede a ver Tac sin Tic.

Así somos nosotras.

No le hable en dos semanas hasta que Josh apareció por la puerta.

—¡Sorpresa! —grito él, sonriéndome.

—¡Josh! —corrí abrazarlo, en ese entonces tendría unos quince años y el uno diecisiete.

—Oh, hola. Ash—dijo acariciando mi cabeza antes de que su sonrisa se apagara al ver a Tania en las escaleras—.Talia.

—Tania—corrigió ella frunciendo el ceño—. Creo que podrías retener un simple nombre mas allá de ese penoso corte.

—Lindos lentes—contraataco el—. Que dan bien con tu deforme cabeza.

—Dejen de pelear—sacudí el brazo de los dos—. Vamos a fingir que esto nunca paso, porque tuve un dia horrible y Josh y yo vamos a jugar cartas.

—¿Y tus padres? —pregunto Josh.

—Por ahí.....

—Divirtiéndose, pero fingimos que les creemos cuando dicen que van a trabajar—dijo Tania tan fríamente.

Josh me miro.

—Tiene sentido.

—Lo sé—le di la razón antes de subir con Josh a mi cuarto a jugar cartas—. Solo digo que...no sé.

—Solo haces lo mejor que puedes—dijo el poniendo una carta encima de la mía—. Digo, Tania y tu son niñas aun, no debería estar viniendo de mi casa (cosa que no me molesta) para venir a revisar que estén vivas.

—¡Solo queme la cocina una vez!

—¡Una vez en la que casi se quedan sin casa!

Refunfuñe como una leona.

—No sé cómo lo haces—dijo Josh, sonriéndome con sus ojos claros—. El cómo lo haces tú sola. Tengo cuatro hermanos mayores asi que....entiendo un poco a dónde vas.

—Tengo a Tania. Ella es...mi madre, dime una macha mujer de nuestra especie que sea más responsable que ella.

Josh lo pensó un segundo antes de echarse a reir.

La última paradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora