La mañana siguiente desperté cuestionándome si lo que había sucedido la noche anterior había sido real o había sido una especie de sueño y pesadilla.
Solté un pesado suspiro mientras recordaba la sensación de tener a Hyukjae sobre mí, no sabía ni siquiera cómo reaccionar, la noche anterior no había tenido tiempo de caer en cuenta sobre lo que había sucedido ya que la adrenalina que recorría mi cuerpo junto con la tristeza no me dejaban pensar con claridad. Fue hasta la mañana siguiente que desperté que todo se hizo presente en mi mente.
Y no solamente los recuerdos de hicieron presentes, también las secuelas de esa noche.
Intenté moverme sobre mi cama y un fuerte pinchazo se manifestó en mi espalda baja. Sentía la cadera pesada y mi cuerpo entero dolía.
Me preguntaba si había enfermado o si era por haber estado con Hyukjae lo cual era lo más probable. Me levanté como pude en medio de quejidos hasta sentarme a la orilla de la cama, cerré los ojos y nuevamente solté un áspero suspiro al no poder concentrarme en otra cosa que no fuera la noche anterior.
Presioné con mis palmas mis acaloradas mejillas intentando entrar en razón, debía aceptar el hecho de que ya no estaría con Hyukjae pero que esa había sido la mejor despedida que hubiéramos podido tener.
Finalmente me levanté de la cama y me arrastré hasta el baño para poder tomar una ducha. El agua caliente me ayudó a relajarme, mi cuerpo se sentía menos pesado pero aún sentía un dolor punzante en mi cadera.
Tomé una pastilla del botiquín del baño y la tomé luego de colocarme una pijama limpia, ese día no tenía clases ni trabajo por lo que decidí que sería un día para mí, para relajarme y olvidarme del mundo, planeaba encerrarme en mi cuarto viendo películas todo el día mientras comía pastel o alguna cosa que se me antojara.
Bajé las escaleras y me percaté de que no había nadie, ni mi tía, ni mi madre, ni mi primo ni las personas de servicio, parecía ser que me encontraba solo en la casa, probablemente mi tía le había dado el día libre a las personas de servicio y había salido a pasear con mi madre. Tenían la costumbre de no despertarme.
Encogí los hombros y caminé hasta la cocina, no era el mejor cocinero pero al menos sabía cómo no morir de hambre.
Revisé el refrigerador y los gabinetes, habían muchas cosas que podía cocinar sin correr el riesgo de que me quedara feo.
Luego de pensarlo me decidí por hacerme un estofado de kimchi con todo lo que me encontrara en el refrigerador. Al finalizar con la cocción me fui hasta la sala de estar para acomodar todo frente al televisor y así comenzar mi maratón de películas.
El pensamiento de Hyukjae siempre invadía mi cabeza pero intentaba distraerme e ignonarlo lo más que podía, incluso cuando el dolor persistía.
Un par de horas pasaron en las que me encontraba en total paz, no fue hasta que escuché el timbre lo cual me pareció raro ya que si era alguien de mi familia tenía una llave para entrar.
Con cuidado me levanté del sillón para no empeorar mi dolor y así caminar hasta la puerta. Una vez abrí esta me di cuenta de quién era la persona que se encontraba del otro lado de esta.
Un despeinado Heechul suspiró aliviado al verme, abrazándome a los pocos segundos. Correspondí al abrazo algo confundido ya que no entendía el por qué de su comportamiento.
Una vez se separó me dio un fuerte empujón en el hombro dejándome aún más confundido.
—¿Dónde carajo estabas, Donghae? ¿Por qué no respondías mis mensajes y mis llamadas? Estaba muy preocupado.—
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Mi pecado 〔Eunhae〕ㅤ
FanfictionLee Donghae, un joven que luego de graduarse de secundaria no le quedaba más que irse de Mokpo a vivir junto a su tía y a su primo en Seúl. Su tía, una importante mujer en Corea, una diseñadora muy reconocida fuera y dentro de el país se convierte...