Capítulo 1

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Luego de los extraños eventos de la mañana, Shuichi pudo tener una tarde bastante apacible. Su tío había vuelto a dejarle solo para irse al trabajo y, de paso, cumplir su objetivo de investigar sobre el supuesto asunto en el cual su sobrio estaba implicado. Algo que tenía Shuichi era que su intuición superaba la de su tío a pesar de que este trabajase como detective y tuviese consigo la experiencia traída por los años de servicio. Creer que su pequeño show favorito era solo una distracción era lo peor que podía hacer. Él creció viendo aquello e incrementando su capacidad deductiva con cada nuevo capítulo a su disposición, lo cual le llevaba a veces a sobrepensar las cosas al punto de no verse satisfecho consigo mismo si no daba con una respuesta acorde a las pistas que se le presentaban, y eso era precisamente lo que hacía en aquel momento. Empezando con los cabos sueltos del primer misterio e interrogante que se le presentaba. Sus amigos le evitaban, supuestamente, bajo amenaza. Empezando por ese punto, la parte de la amenaza parecía ser cierta después de ver los hechos de la mañana: la confronta entre Kokichi y Maki con Kaito y Kaede. Luego estaba el supuesto crimen en el cual él venía implicado. Para empezar su tío no tenía conocimiento de ello siendo su único familiar y alguien de importancia en su centro laboral, si algo ocurría, siempre solían acudir a él, no obstante, ¿por qué habría una excepción en este caso? Pero el hecho de que un par de oficiales se presentasen ante sus compañeros para preguntar por él respaldaba el hecho de que bien podría ser cierto. No era algo que pudiese averiguar así nada más, tenía que preguntar por ello a los que estuvieron presentes en ese momento. Cabía la gran probabilidad de que aquella contradicción fuese una gran muestra de una mentira burda y mal planificada.

Su tren de pensamientos no se detenía, había ido a la cocina a por un aperitivo tras un largo rato de pensar en su habitación, sin hacer nada más. Se encontraba sumido en su pequeña actividad: Preparar una taza de café, cuando avistó una silueta en el reflejo del líquido dentro de su taza blanca de porcelana. ¿En la misma ventana? Permaneció inmóvil por unos instantes, su mano temblaba ante la idea de ser observado por alguien desconocido, o peor aún, un posible criminal. A causa de ello, no podía discernir adecuadamente la silueta en el reflejo de la oscura bebida que tenía en sus manos, pero estaba plenamente consciente de que había alguien ahñi, la sombra proyectada por los rayos del sol en el suelo así lo confirmaban. Intentó calmarse para no advertir de que sabía de la presencia del extraño, sin embargo, no hizo otra cosa más que llamar su atención, notó movimiento en la sombra proyectada, como si aquella persona levantase su mano, ¿qué iba a hacer? El temor le pudo y no evitó darse la vuelta para encarar a aquella persona, queriendo pensar que era su imaginación jugando con él. Inmediatamente dirigió su mirada a la ventana, notando que, en efecto, había alguien ahí, más no permaneció allí el tiempo suficiente para que pudiese reconocerle.  Quedó estupefacto por unos instantes, incapaz de pensar en algo, alguien había entrado al terreno de su casa como si nada y le había estado observando por quién sabe cuánto tiempo. Le costó un poco volver a la realidad, había dejado caer la taza de porcelana, cuyo contenido se había esparcido por el suelo junto con sus piezas asimétricas y numerosas. Ni siquiera se detuvo a pensar en el desastre que había hecho, le importaba más descubrir quién era su stalker, pèro no tenía tiempo de ir hasta la puerta principal para correr tras él o ella, así que abrió aquella ventana y saltó a través de esta, totalmente dispuesto a atrapar a que se atrevía a espirarle tan descaradamente. Sin embargo, aquel personaje desconocido resultó ser más astuto y se perdió entre una gran multitud de personas. Al no conocer su rostro, el de orbes ambarinos no tuvo de otra más que rendirse, podía ser cualquiera. Era una señal muy clara de que el muy atrevido sabía lo que hacía, pero lo más aterrador del caso era el hecho de que era capaz de entrar tan descaradamente a los terrenos de su casa y observarle como si fuese algo que hacía todos los días. Un escalofrío recorrió su espalda a la par que se daba la vuelta para regresar por donde había venido. ¿Debía contarle de ello a su tío? ¿Y si lo tomaba por loco? Lo mejor que se le ocurría era conseguir pruebas sobre el hecho de que era acosado  por alguien, el rostro de la persona, por ejemplo.

Silhouette [An "Usaihara's Comic" Fanfiction]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora