Capítulo 6

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Rebobinando algunas horas antes del encuentro entre Kirumi y Shuichi, Kaito Momota se encontraba aún en el hospital, apenas eran poco más de las 4 de la tarde. Su enfermera se encontraba retirando los vendajes que cubrían sus ojos. Amablemente, le pidió que intentase abrirlos, orden que el pelimagenta acató con algo de esfuerzo, la iluminación le afectó por unos instantes, pero se alegró poco después al saber que podía ver nuevamente. Claro que, al haber pasado por una cirugía complicada, sus ojos aún no estaban recuperados en su totalidad, por lo que no debía forzar la vista ni exponerse a una elevada iluminación para no dañarlos. La mayor explicó que le enviarían a cada usando uno de los autos que pertenecía al hospital, dado que era mucho esfuerzo para sus abuelos viajar desde tan lejos. Dicho aquello, la enfermera se retiró, vendas en mano y prometió regresar pronto con su ropa casual para reemplazar aquella vestimenta blanquecina que se le otorga a los internados de los hospitales. Kaito no podía estar más deseoso de volver a casa y ver a sus abuelos, después de estar tanto tiempo a ciegas, por no mencionar su previa situación, nada le complacía más que volver con su familia nuevamente. La enfermera no tardó en regresar, colocando su ropa, perfectamente doblada, sobre la silla que se ubicaba a un lado de la camilla. Se retiró y permitió al de hebras magenta cambiar sus ropas, sintiéndose luego más cómodo. La fémina le guió por los pasillos hasta el estacionamiento, donde intercambió algunas palabras con el conductor que llevaría al adolescente de vuelta a casa. Kaito subió al auto cuando se le indicó hacerlo y esperó a que la charla entre aquellos dos terminase. Finalmente, el conductor abordó el auto y salieron del estacionamiento del hospital. Si tan solo hubiese prestado más atención, sabría perfectamente que aquella mujer que estuvo cuidando de él no era una enfermera cualquiera y se hubiese percatado de la sonrisa perversa que adornaba su rostro al verle obedecer tan ingenuamente…

Observar las calles de la ciudad hacía que el ánimo del pelimagenta mejorase con cada minuto que pasaba. Nunca se había alegrado tanto de ver a la gente ir y venir, los autos pasar rápidamente, los miles de letreros de tiendas o locales variados visibles a cada lado de la calle, etc. Comenzaba a quedarse absorto en todo aquello que veía cuando de repente el auto se detuvo, había aparcado en una pequeña tienda de paso para aquellos que iban con la suficiente prisa como para no querer bajar de su vehículo. El conductor le explicó que lo hacía para “celebrarle” de algún modo su salida del hospital al no poder demorar mucho en volver. No había problema, después de todo, Kaito siempre fue un fanático de la comida rápida, aunque no esperaba que la máquina comenzase a fastidiarle al momento de pagar por ella. Casualmente el billete no era aceptado y Kaito comenzó una infantil riña con la máquina mientras empujaba el billete una y otra vez. Las personas de antes pudieron hacerlo sin problema, ¿por qué a él no se lo aceptaba? En medio de la confronta sin sentido, el chofer dejó el auto. Kaito supuso que era para reclamar lo que ocurría, pero al cabo de 5 minutos, el conductor no regresó y eso comenzó a hacerse extraño. Él mismo aclamaba tener prisas, ¿y ahora se demoraba? Se entretuvo viendo a las personas del auto frente a él tomarse su tiempo mientras esperaban a que terminasen de llenar su tanque de combustible. Había un adulto y dos niños, los cuales estaban haciendo escándalo mientras se empujaban o gritaban en el asiento trasero de la furgoneta. Bueno, tenían espacio de sobra. Momota rió por lo bajo mientras se decía mentalmente que no querría estar nunca en el lugar de aquel sujeto, quien debía ser el pare de los dos menores. Colocando ambas manos tras su nuca, se recostó cómodamente en su asiento a la espera de que su conductor regresase. Minutos después escuchó toques en el cristal de su ventana, un rostro conocido se presentó ante él.

-¿S-Shuichi? ¿Qué haces tú aquí? _preguntó, temeroso, pues aún recordaba claramente la mala experiencia que tuvo con el mentado. El de hebras azul oscuro tomó un celular desechable y marcó cierto número. Kaito escuchó el timbre de un móvil provenir de la parte inferior de su asiento, allí había otro de esos móviles desechables. Inmediatamente respondió la llamada, extrañado y confundido_

Silhouette [An "Usaihara's Comic" Fanfiction]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora