Capitulo 33

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El camino hacia el aeropuerto se me hizo bastante aburrido, Teresa apenas habló en todo el trayecto, llevaba el pelo recogido en una coleta, algo mal hecha por cierto, tenía algunos mechones rizados y otros lisos, eso solía pasar cuando se la hacía con bulla, su ropa también se notaba que la había elegido a última hora, ya que iba vestida totalmente de gris, y lo peor es que eran distintos tonos de gris, bueno, en resumen, que estaba como si se acabara de despertar.

Al fin llegamos al aeropuerto y nos bajamos del coche, eran cerca de las seis, y el avión salía a las siete, así que íbamos bastante justas, pero por suerte fuimos pasando rápidamente de un lado a otro, y a menos cuarto, estábamos listas para entrar en el avión.

- Bueno hora de despedirse – comenté.

Teresa abrazó a su madre, a la vez que hablaban sobre algo que no pude escuchar, mis padres también me abrazaron.

- Os voy a echar de menos, me lo he pasado genial esta semana – dije.

- Nosotros también te vamos a extrañar – respondió mi madre.

Después de unos cuantos comentarios más, Teresa y yo fuimos hacia la cola del avión. Mi amiga no pronunció palabra durante toda la cola, algo que me extraño, al fin me atreví a decir algo cuando estábamos en las escaleras, entrando al avión.

- ¿Estás bien?

Teresa me miró fijamente, por un momento juraría que iba a contestar, pero si lo intentó, se vio interrumpida por una azafata:

- Buen viaje – nos deseó la mujer con una sonrisa.

- Gracias - contesté.

Andamos por el estrecho hueco que había entre los asientos, y al encontrar los nuestros, pusimos las maletas sobre nuestras cabezas y nos acomodamos en nuestros asientos, Teresa pasó primero, y se sentó junto a la ventanilla, observando el suelo de la pista.

Preferí mantener el silencio, conocía a Teresa desde hacía mucho, y sabía cuando quería hablar y cuando no, sinceramente prefería que fuera ella la que me hablara, no quería obligarla a nada.

Llevábamos unas horas volando, no llevaba la cuenta exacta del tiempo, y prefería no hacerlo. Estaba recostada en el asiento, escuchando algo de música, Teresa iba a mi lado, ella también escuchaba música, tenía sus auriculares puestos y miraba concentrada a la pantalla del móvil, giré sigilosamente y me quede mirando fijamente su pantalla, yo nunca he sido una cotilla, que quede claro, pero es que me llamó la atención. Teresa estaba borrando fotos de la galería, me acerqué un poco más, para poder observar bien la foto, y me quedé sorprendida al ver las fotos que borraba.

- ¿Por qué las borras?

Teresa giró su cabeza hacia mí y se quitó los cascos.

- ¿Qué? – estaba escuchando música, claro, no pudo oírme.

- ¿Qué por qué borras esas fotos? – dije vocalizando lentamente.

Su expresión se volvió triste y dejó el móvil a un lado con frustración, soltó un suspiro y se recostó en el asiento.

- ¿Te ha pasado algo con Dani? – continué.

- Es un imbécil.

Se colocó los cascos nuevamente tan rápido que ni pude reaccionar, mis ojos estaban totalmente abiertos, ¿Acababa de decirme realmente aquello? Hace dos días se desvivía de amor por él y hoy lo odiaba.

Le quité los cascos suavemente a mi amiga y ella me miró con un puchero.

- ¿Me puedes explicar que ha pasado? – dije con calma.

- Me he dado cuenta de que Dani es un imbécil, solo eso.

- ¿Pero por qué?

- Está bien – se giró hacia mí, haciendo que quedáramos cara a cara – ayer fui a comprar unas cosas para el viaje y cuando volvía a casa me encontré con Dani, bueno encontrar, él iba por la calle de enfrente, hablando con una chica, así que crucé la calle y me dirigí hacia él, cuando estábamos lo suficientemente cerca, me paré ¿Y sabes qué? ¡Pasó de largo!

Cuando mi amiga me dijo eso, opté por quedarme callada, por dos motivos, 1, quería que continuara con la historia, 2, habría dicho una clase de cosas de las que me habría arrepentido al instante.

-  Pero lo paré – continuó – no me iba a quedar allí parada como una estúpida, le saludé e intenté convencerme a mí misma de que él no me había visto, que no había pasado de mí, pero cuando lo paré y le saludé, puf, no sabes que dijo.

- ¿Qué dijo?

- Hizo como si no me conociera, y sabes que, iba agarrado de la mano de aquella chica, ¡Ah sí! La chica era Mackenzie Figuer.

- ¿La chica rubia que cantaba siempre en el bar ese al que íbamos todos los sábados, que resultó que era la hija del dueño?

- Sí, la misma – dijo Teresa mordiéndose el labio inferior, odiábamos a esa chica – al parecer es tan rica y popular que Dani prefirió hacer que no me conocía para no tener mala reputación ¿Te lo puedes creer?

- Es un cretino y un imbécil – solté de mala gana.

- Lo sé, no entiendo cómo me gustaba.

El resto del viaje lo pasamos borrando las fotos de Dani de la galería de Teresa, criticándole un poco más y finalmente durmiendo. Cuando bajamos del avión apenas me sentía las piernas, al parecer allí eran las nueve de la noche, al menos el cambio de hora no fue muy brusco.

Empezaron a llegarme algunos mensajes, se me dibujó una sonrisa al ver el de Logan, simplemente decía "¿Has llegado ya?", a lo que contesté con un "Llegamos", inmediatamente me contestó " Bien, ve hacia la salida" y eso hicimos. Teresa iba algo frustrada, ya que no tenía internet, al final conseguí tranquilizarla diciéndole que podía llamar a sus padres con mi móvil y después arreglaríamos el problema.

Llegamos a la salida e intenté buscar algún coche mal aparcado que pudiera estar esperándonos, y así fue, cogí a mi amiga del brazo y tiré de ella hacia un coche gris sobre el cual estaba apoyado mi amigo Dean.

Dean llevaba puesta una camisa roja y azul de mangas cortas y unos vaqueros que llegaban justo bajo las rodillas, llevaba puestas también unas converse blancas. Miraba fijamente al móvil, por lo que le di una gran sorpresa cuando me abalancé sobre él para abrazarlo.

- Creía que nunca volverías, ___ – dijo sin soltarme.

- No digas tonterías, no podría vivir sin vosotros.

Finalmente se separó de mí y guardó el móvil en el bolsillo.

- Logan no ha podido venir – me anunció – estaba ocupado...¡le dieron el papel!

- ¡De verdad! ¡Qué bien! – exclamé – no me dijo nada.

- Era una sorpresa – dijo, y esbozó una sonrisa ladeada. Entonces fue a coger las maletas y se dio cuenta de la presencia de mi amiga, la miró de reojo y volvió la vista hacia mí – por lo que veo trajiste un paquete de más.

Teresa tiró la maleta al suelo de mala gana y pude jurar que iba a llorar.

- Muy gracioso, de veras, mucho – sí iba a llorar – eres un imbécil.

Y sin más echo a correr hacia dentro del aeropuerto, iba a salir corriendo tras ella, pero me quedé mirando a Dean, estaba perplejo.

- Lo siento, no quería ofenderla ni nada parecido, lo siento.

- Ve a por ella – Dean me miró con los ojos bien abiertos, quiso protestar algo pero no le di tiempo – tú hiciste que saliera corriendo, tú irás a por ella.

Dean asintió y lo vi alejarse hasta adentrarse en el enorme edificio. Me apoyé en el coche y suspiré, menuda llegada.

Un famoso y yo (Logan Lerman & tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora