Un famoso y yo (Logan Lerman & tu)

Capitulo 47

Todo lo que ocurrió después es como un recuerdo borroso, me encontré a mí misma retrocediendo hacia el estudio el camino más largo de mi vida, parecía que mientras andaba alguien tiraba de mí hacia atrás, haciéndome imposible llegar al estudio, haciéndome imposible seguir adelante, no sabía sí era yo misma la que se iba frenando, por el simple hecho de que mediante más me iba alejando, más sentía que me alejaba de Logan, me alejaba de mi pasado con él, mi pasado... ahora tenía que ser valiente y seguir adelante, pero las piernas me temblaban y empezaba a ver borroso, sentía que me iba a caer al suelo en cualquier momento.

Después de la larga caminata llegué al estudio, donde Amber y Sherry me esperaban en la entrada, ambas me hablaban, notaba como su tono cambiaba del alivio a la preocupación, no escuchaba lo que decían, solo escuchaba un mormullo general, noté como alguien me cogía del brazo, supuse que sería una de mis amigas, pero todo se estaba volviendo más y más borroso, parecía que el mundo iba a cámara lenta a mi alrededor, mientras que las personas que veía más allá de mis amigas seguían con sus vidas a un ritmo normal.

Me paré en seco y di una vuelta sobre mí misma, todo el mundo seguía andando de un lado a otro, hablando alegremente, era como si yo no estuviera allí, entonces me di cuenta de lo pequeña y de lo insignificante que era.

Seguía escuchando las voces de Amber y Sherry, sus caras se volvieron aún más borrosas, estaban alrededor mío, sentía como me sujetaban de los brazos y del tronco, lo único que hacían era agobiarme más, intenté dar un paso hacia adelante para alejarlas un poco de mí, pero al apoyar el pie sentí como este se inclinaba hacia un lado y con él todo mi cuerpo, caí al suelo con un agudo dolor en el tobillo, era un dolor punzante, sentía dolor y de repente ya no sentía el tobillo, me sentía ligera y pesada por momentos.

Me llevé las manos a la cara, estaba empezando a agobiarme seriamente, entonces me di cuenta de que tenía las mejillas empapadas, estaba llorando, no sabía cuando había empezado a hacerlo, pero lo que sí sabía era que lo necesitaba.

Mis amigas seguían llamándome y cogiéndome de los brazos, mi tobillo seguía gritando de dolor, y cuando menos me lo esperaba, todo se convirtió negro y dejé que mi cuerpo cayera al suelo.

- Debería despertarse ya, ¿no?

No supe reconocer la voz, solo sabía que provenía de una chica. Me moví lentamente y me di cuenta que estaba sobre una superficie blanda, una cama o un sofá seguramente.

- Creo que ya está consciente – dijo otra voz femenina, está si la reconocí, era Teresa.

Me llevé las manos a la cabeza y retiré el pelo de mi cara, abrí los ojos poco a poco, y agradecí que hubieran tenido la prudencia de cerrar la persiana. Estaba tumbada en mi cama, la habitación estaba iluminada con una tenue luz que entraba por la puerta, cuando por fin mi vista se enfocó pude ver a dos chicas de pie al final de la habitación, Teresa y Amber.

- ¿Qué... qué ha pasado?

Me senté en la cama, sujetándome la cabeza que aún me daba vueltas, entonces sentí algo frío sobre mi tobillo, miré en esa dirección y vi una bolsa de hielo sobre el tobillo herido.

- No te preocupes – dijo la calmada voz de Teresa – no te has hecho nada, pero pensamos que te vendría bien un poco de frio.

- Gracias – murmuré.

- ¿Estás mejor? – preguntó Amber aún desde el fondo de la habitación.

- Sí, supongo, pero ¿Qué ha pasado?

- Te desmayaste en el estudio, has estado dos horas inconsciente, Nathan y Alana me ayudaron a traerte, tranquila vinimos en coche, por suerte, Teresa estaba saliendo en ese momento y nos abrió la puerta.

- ¿Te arruiné algún plan? – dije mirando a Teresa.

- No tranquila – respondió ella moviendo los brazos – solo iba a comprar unas cosas, ya lo haré otro día.

Iba a asentir, pero entonces me fijé en la ropa que llevaba, tenía el pelo recogido en un coco con algunos mechones cayendo por los costados de su cara, llevaba un simple vestido azul noche, con algunos pequeños puntos blancos, que imitaban a las estrellas y unos tacones negros que le daban un toque muy elegante a su conjunto. Le acababa de arruinar un plan, un buen plan.

- ¿Y qué? – dijo Amber devolviéndome a la realidad, me giré para verla, su cara tenía un tinte de preocupación – ¿Pasó lo que creo que pasó?

Tardé unos segundos en descifrar sus palabras, cuando lo entendí, sentí la necesidad de echarme a llorar, miré al suelo para contener las lágrimas y después subí de nuevo la cabeza, intentando dibujar una sonrisa con mis labios.

- Sí – dije a secas, no tenía ganas de hablar de detalles.

Amber se llevó las manos a la boca y después me abrazó, su abrazo me pilló por sorpresa, pero no tardé en responderle.

- Lo siento – susurró en mi oído – no sabía que Carlos también estaba en la cafetería.

- No es culpa tuya – le dije abrazándola más fuerte – que me viera con él solo fue el principio de otra gran discusión, la última y definitiva.

Amber se alejó de mí, me sonrió débilmente y cogió su bolso, que estaba a los pies de mi cama.

- Me voy ya, tengo que llamar a Sherry, estaba preocupada, nos vemos luego, llámame para cualquier cosa, recuerda que vivo arriba.

Teresa acompañó a Amber a la puerta, no tardó mucho en volver y cuando lo hico se abalanzó sobre mí y me abrazó fuertemente.

- No tienes que ser valiente delante de mí, desahógate – y eso hice, empecé a llorar en el hombro de mi amiga.

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Sé que he tardado más de lo que dije, pero el colegio empezó y ya no tengo tanto tiempo libre. Intentaré colgar todos los fines de semana, en especial los domingos.

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