Un famoso y yo (Logan Lerman & tu)

Capitulo 27

El día fue fantástico, estuvimos hasta tarde juntos, Logan pareció llevarse muy bien con mis amigos, y al final de la tarde parecía que se conocieran de toda la vida, algo que me alegró. Teresa no paraba de repetirme lo guapísimo que era Dani, llevaba mucho tiempo enamorada de él, pero no se atrevía a decírselo por más que la intentará convencer.

Cuando Logan y yo llegamos a casa, mis padres aún estaban despiertos, estaban distraídos viendo la tele.

- Anda, al fin aparecisteis – soltó mi madre nada más vernos.

Logan y yo nos dirigimos una mirada mutuamente, para después terminar con una sonrisa tonta dibujada en la cara.

- ¿Y bien? – dijo mi padre, buscando una explicación.

- Ah, pues – dije – Teresa nos encontró en el bar mientras desayunábamos y fuimos al centro comercial, allí, en la bolera, como no, nos encontramos con Dylan y unos amigos más, y pasamos toda la tarde juntos.

- No os habéis aburrido eso está claro – dijo mi madre con la mirada clavada en el televisor – anda iros a dormir ya, hemos arreglado el problemita de la cama.

Hicimos caso a mi madre y fuimos a mi habitación, efectivamente, el problema de la cama estaba solucionado, aunque por un parte me habría dado igual que durmieramos en la misma cama, a ver, no sería la primera vez que durmieramos juntos. Ahora había dos colchones en el suelo, tiramos las maletas a un lado, cogí un pijama de mi maleta, una tontería la verdad, tengo algún que otro pijama en mi armario, pero mis favoritos habían viajado conmigo a Los Ángeles.

No tardamos mucho en quedarnos dormidos, solo con pensar el día que  nos esperaba a la mañana siguiente nos había cansado.

El sonido del despertador retumbó por toda la habitación, no tardé mucho en apagarlo, me di media vuelta y cerré de nuevo los ojos, sentí como el colchón se movía, solté un pequeño quejido y entreabrí un ojo, y como no, Logan estaba prácticamente encima de mí.

- Déjame, tengo sueño – dije en un tono bajo.

- Y yo, pero tenemos muchas cosas que hacer hoy ¿Recuerdas?

Asentí y volví a cerrar los ojos, Logan empezó a acariciar mi mejilla y después me dio un tierno beso en los labios, eso fue suficiente para que mis mejillas cogieran color.

- Está bien, vamos.

Me levanté de la cama lentamente y fui al baño. Oía ruidos provenientes de la cocina, supuse que mis padres estarían haciendo el desayuno.

Salí disparada hacia la cocina y allí estaban Logan y mi padre, al parecer, teniendo una interesante conversación. En ese momento entró mi madre, cogió varios vasos y volvió a salir, Logan y yo también ayudamos a llevar algunas cosas, pero ya estaba casi todo hecho.

- Rápido, que dentro de un rato habrá una caravana increíble para ir al centro de Londres – advirtió mi madre.

Le hicimos caso y en menos de media hora, ya estábamos todos en la puerta de la casa listos para irnos.

El viaje no fue muy largo, no había muchos coches en la carretera, tuvimos bastante suerte, alrededor de unos veinte minutos en el coche y ya podíamos apreciar que estábamos en el centro.

Tardamos bastante en aparcar, pero eso era  normal, siempre es difícil aparcar en el centro de una ciudad, sea la que sea. Las calles se empezaban a llenar de gente en cuanto nos acercábamos al centro, Logan ya tenía la gorra puesta, algo que me causó risa, no sé por qué.

Pasamos por la puerta del Bristish museum, que estaba tan lleno como siempre, nos decidimos a entrar y allí pasamos toda la mañana, fuimos a la zona griega, que ahora la veía de una forma diferente, era tan bonita y espectacular como siempre, pero me pareció aún más hermosa, como si ahora todo tuviera sentido.

- Perseo – leí en voz alta lo que había puesto en el pie de una escultura.

Logan soltó una risita y asintió. Después fuimos a ver una de mis partes favoritas, la de Egipto, esa parte me parecía sorprendente, ya que había momias de verdad allí dentro, algo escalofriante y fascinante a la vez. Cuando salimos el reloj casi marcaba las tres, estábamos muertos de hambre, fuimos a un puesto de comida rápida, eso es muy normal encontrarlo en Londres.

Por la tarde, bueno vimos el resto de Londres casi entero, teníamos claro que las agujetas del día siguiente serían terroríficas, pero no nos importaba. Hicimos tantas cosas en tan poco tiempo que se haría eterno contarlo todo, al fin y al cabo casi todo era ir a ver algún monumento, una plaza, un  museo… Pero hubo algo que rompió lo típico:

Logan me susurró al oído que vendría en un momento y salió corriendo, quería salir detrás de él pero mi madre me cogió del brazo para que nos hiciéramos una foto con el río Támesis de fondo. Logan no tardó mucho en llegar venía con una gran sonrisa en la cara.

- ¿Qué pasa? – pregunté intrigada.

Logan sacó un rotulador de su bolsillo y me lo dio, lo miré fijamente y después a Logan ¿Qué quería que hiciera con un rotulador? Metió la mano en el otro bolsillo y sacó un candado.

- Escribe – me susurró al oído.

Al principio no lo entendí, vi como Logan dirigía la mirada hacia los barrotes del puente en el que estábamos, y entonces lo pillé, escribí nuestros nombres y la fecha del día en el que empezamos a salir. Andamos juntos hasta uno de los barrotes y colocamos el candado con delicadeza, después me dio la llave, Logan se colocó junto a mí, puso un brazo entorno a mi cintura y me cogió de la mano con la mano que le quedaba libre. Miré la llave que tenía en mi mano, después dirigí la mirada a Logan sonriente y tiré la llave al Támesis lo más lejos que pude. Decían que eso marcaba que una relación sería para siempre y la verdad que el beso que nos dimos allí, si que fue mágico e infinito.