Omnisciente
Un día, Sukuna había esperado un día.
De verdad creyó que Megumi regresaría por su propia cuenta pero eso no pasó, al menos no en un día.
Y se sabe que la paciencia del alfa es casi nula.Así que no tardó en ir a buscarlo y ya sabía bien a dónde.
Estaba parado justo frente a esa casa, no llevaba sirvientes o alguna escolta, solo él.
No era temprano pero tampoco tarde.Se acercó lentamente y con una pequeña sonrisa dió dos golpes en la puerta.
Espero unos cuantos segundos en total silencio antes de dar tres golpes más.Sabe bien lo que hace.
La puerta se abrió y frente a él se encontró con esa persona que buscaba en ese momento.
Toji Fushiguro.El pelinegro lo vio y apretó sus puños.
— Tenemos mucho de que hablar — dijo Sukuna entrecerrando los ojos.
[Flashback]
— ¡Oye! — Toji ignoró la voz que escuchó a sus espaldas.
Era tarde por la noche, había bebido y no tenía ganas de lidiar con nadie.Aparte de que ya hace un rato que sentía esa presencia seguirle.
Miedo no sentía, él nunca tuvo miedo.
Por eso mismo le ignoraba con tanta sencillez y sin darle la mínima importancia.Eso hasta donde pudo.
Sintió un empujón en su espalda por lo que dejó de caminar, sonrió antes de dar la vuelta y casi echarse a reír.
Estaba decidido a darle una golpiza a quien le empujó pero al verle lo único que pudo hacer fue reír.
— ¿Que quieres? Mocoso — frente a él estaba el joven Sukuna, con la cara roja, el labio partido y un camino de sangre seca que venía de su nariz.
— Mi papá me hizo esto —
— ¿Y? — frunció el ceño — no me importan tus problemas familiares, deja de molestar, Itadori — rodó los ojos.
Claro que reconocía al chico, su familia es rica y popular por ahí.— ¡Espera! — gritó cuando Toji se dió la vuelta — ¡Tienes que matarlo! — el pelinegro se detuvo repentinamente — Se que tipo de trabajos haces... Y no me llames así — repudiaba ese apellido — soy Sukuna —
— ¿Y por un berrinche quieres que mate a tu padre? — se volteó con una sonrisa.
— Eso no te importa... Tengo con que pagarte y eso es lo único que debes saber — Toji estaba divertido con la situación, la actitud de ese chico que incluso cuándo le estaba pidiendo algo era tan engreída y demandante.
Antes de responderle lo agarró del brazo para llevárselo a un lugar más tranquilo y dónde estaría más seguro de que no les escucharían.
— Mide bien tus palabras y lo que pides, mocoso — le soltó con fuerza — ¿Qué te hace pensar que simplemente diré que si? —
— Pagaré lo que me pidas — endureció su mandíbula aguantando el dolor en su rostro.
— ¿Cómo se que puedo confiar en ti? En qué no dirás que fuí yo quien mató al imbécil de tu padre —
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Loyal (SukuFushi)(omegaverse)
أدب الهواةLos monstruos también aman, amor cruel y violento.