CHAPTER ONE

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Skylar XXI

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Skylar XXI.

El trayecto había resultado un verdadero infierno. Andar en patines y confiar ciegamente en su propio equilibrio era una cosa, fácil, sencillo y fiable; ahora, confiar en la destreza para conducir el dudoso vehículo de dos ruedas de Dustin Henderson era una historia completamente diferente. Aunque él insistía en que el peso extra no le afectaba en lo absoluto, lo había escuchado jadear en las inclinaciones elevadas a lo largo del camino, a costa de la escasa paciencia de Max Mayfield, quien constantemente lo apresuraba a pedalear.

Bajó de los soportes traseros, acomodándose el morral cruzado y contemplando entonces el local frente a ellos.

FamilyVideo.

Había escuchado de su padre hablar del sitio, rentaban películas. Sin embargo, Sky no era ninguna fanática de cualquier cosa que no transmitieran por la televisión abierta. A Jack le hacía ilusión ver las comedias del año, a ella... no tanto.

—¿Qué hacemos aquí?

Desde luego, había prestado suficiente atención a cada balbuceo de la niña tratando de explicarle la situación aunque parecía omitir detalles importantes deliberadamente, compartiendo miradas poco discretas con el rizado. Todo lo que había logrado entender era que Eddie estaba–citado en sus palabras–perdido, lo que ya la inquietaba bastante pero manejaba tan mal la preocupación que caer en el mutismo había sido su única solución parcial a los nervios floreciéndole desde el estómago.

No significaba que estuviera tranquila, solo no sabía cómo actuar. Era una sensación rara entre la neutralidad y el apagado emocional que la terapeuta una vez le había diagnosticado como "mecanismo de defensa". Como si fuera a ahogarse en un mar de angustias tan pronto como abriera la boca.

El dúo se miró el uno al otro, enmudecidos.

—Vamos.

Vaciló y obedeció a la pelirroja sin rechistar, caminando detrás suyo como hacía con todas las personas que sabían mandar. Le causaba cierto confort saber que alguien llevaba las riendas del asunto mejor que ella misma, así no se sentía presionada a ser una adulta.

Podía apreciar que el lugar estaba particularmente concurrido desde el exterior, como el resto de la acera repleta de adolescentes que parecían no reparar en Skylar pero que ella no podía evitar seguir con curiosidad, esperando a que mantuvieran su distancia.

Para ser franca, no disfrutaba mucho de salir, los reality show suavizaban el estrés real que significaba convivir con completos desconocidos.

Al menos Dustin estaba ahí.

Buscó la cabeza castaña con gorra, descubriendo lo sola que estaba de pie en el asfalto. Dio media vuelta, las bicis seguían ahí pero los chiquillos no. Se apuró a correr a la entrada, empujando la puerta de cristal justo a tiempo para ver con horror como el menor brincaba sobre el mostrador, tirando todo a su paso.

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