Eddie XXIII.
Cansado de escuchar el sonido estropeado de la radio esforzándose por entonar una de sus estaciones favoritas–la misma que reproducía canciones de Iron Maiden la mitad del día–abandonó su favorable sitio en aquella esquina de la cabaña, guardándose lo que quedaba de la cuerda trenzada de su guitarra en uno de los bolsillos del pantalón para inclinarse a apagar el aparato, soplando al quitarle los residuos de polvo y depositándolo encima de la mesa. Luego se limpió las manos en la mezclilla.
La admiró al extremo opuesto de la habitación, desde donde la joven le daba la espalda, ordenando baratijas, hilos y demás anzuelos dentro de las cajas para equipo de pesca que coleccionaba su viejo amigo Rick en las esquinas recónditas de su cabaña. Resultó imposible no sonreír de manera espontánea, acercándose y avisando de su cercanía, tarareando la letra de Run To The Hills para no atraparla por sorpresa.
Una vez a su lado, se agachó al nivel del suelo, uniendo sus manos al frente, apoyando los codos en sus rodillas y preguntando despreocupadamente— ¿Cómo vas con eso?
—Bien. Terminé de limpiar una —señaló con el pulgar, dándole una mirada rápida y simpática—. Debiste traerme antes, este sitio es genial —sonrió.
—Tal vez. —Pronto se sintió contagiado por su entusiasmo. Acabó por echarse a su derecha, pasando uno de sus brazos por detrás de su cadera, distraído—. Pensé en traerte pero Rick tiene un... asunto muy grave con las recetas médicas —bromeó rascándose la mejilla en un intento por aligerar el ambiente—. Y no sabía si te gustaba el lago.
—Me gusta —admitió, evitando la punta filosa del arponcillo entre sus manos, frotando la figura con un viejo pañuelo que había encontrado detrás de unas sogas enredadas. Se acomodó, acercándose un poco más al muchacho—. Pero yo no sé pescar.
—Ah, no —rio por lo bajo—, yo tampoco. Solo quería besarte en el Lago Lovers.
—Oh.
No obtuvo otra respuesta aunque le pareció vislumbrar un leve atisbo de rubor en sus pómulos, mismo que ella escondió, regresando a su labor de organizar el desorden que su ausente anfitrión había conservado por tantos años.
Eddie tampoco pudo enfadarse con ella, Sky siempre había sido la menos expresiva de los dos, lo que no significaba de ninguna manera que no se sintiera como él. Simplemente... lo demostraba de otra forma. Era atenta, se preocupaba demasiado por él a pesar de guardar silencio en compañía de los demás, se interesaba en sus pasatiempos, en su vida personal, si comía o no, si la estaba pasando mal, y lo hacía sentir como si... no importara que todo estuviera en la mierda.
Skylar Reed era una de sus tres personas favoritas en el mundo. Quizá cuatro si contaba a Ozzy Osbourne. O cinco si su guitarra contara como una persona.
A veces era la primera, otras veces era la segunda.
La miró como si no hubiese nada más que lograra cautivar su atención en ese preciso momento de su vida. Era totalmente absurdo lo linda que podía llegar a ser solo por limpiarle la mugre a unos cachivaches viejos.
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ABBA GIRL!
FanfictionEddie Munson necesita asesorías para graduarse y dejar atrás la preparatoria pero Skylar Reed no es, en lo absoluto, la idea de tutora que tenía en mente. 𝗲𝗱𝗱𝗶𝗲 𝗺𝘂𝗻𝘀𝗼𝗻 𝗳𝗮𝗻𝗳𝗶𝗰 ...