CHAPTER SEVENTEEN

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Skylar XXIX

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Skylar XXIX.

Skylar Reed realmente no había considerado hasta entonces cuan en serio iba el plan. Manejar por horas en una casa rodante robada, conseguir armas de manera legal en una tienda y prepararse con lanzas o bombas caseras hechas con botellas y trapos, todo sonaba a una película de acción de mal presupuesto. Un juego de niños que podía meterlos en grandes problemas. Algo fantasioso que en realidad podía resultar peligrosamente inofensivo.

Pero no era una broma y había demorado una eternidad en digerirlo.

No estaba segura de que dejar a Max, Erica y Lucas a solas fuera una buena idea, lamentablemente había sido algo tarde para pensar en acompañarlos y de verdad no quería abandonar a Eddie a su suerte, él podía llegar a ser algo inconsciente y no podía ignorar ese riesgo.

Cuando la noche cayó encima suyo, creyó que nada podía ser peor que encontrarse a mitad del bosque cuando la familiar melodía de Mamma Mia comenzó a sonar en las bocinas del sistema de sonido, justo antes de que Steve Harrington se encargara de apagarlo y salir de la cabina detrás de Nancy.

Su desilusión fue bochornosamente evidente, lanzando un suspiro en su afán por mentalizarse para llevar la situación de la manera... bueno, menos desastrosa.

Imposible, si se lo preguntaban.

Eddie le tomó la mano, murmurando— Cuando regresemos a casa podrás escuchar ABBA en mi camioneta todo lo que quieras —prometió dándole un apretón reconfortante. Él se llevó el dorso de su mano a los labios, sonriente; después lo reflexionó y agregó—, si la policía me la regresa. No había pensado en eso. ¿Sabes qué? Podemos escuchar música en mi habitación, tranquila.

No pudo evitar asentir con humor, lo bastante cerca para susurrar— Ok.

—Muy bien, repasémoslo una vez más. —Nancy tomó la palabra en ese momento. El papel de líder le iba como anillo al dedo, preciso.

Recorrió a los presentes en el interior del vehículo bajo la tenue luz de un solo foco y la iluminación fría del exterior colándose por las ventanas. Aún le costaba asimilar que todos ahí tenían experiencia en fenómenos paranormales o monstruos de realidades alternas, especialmente luego de escuchar a su terapeuta hablar por semanas de suprimir las alucinaciones con píldoras.

¿Ahora todo lo que veía era real? ¿Las pesadillas? ¿Los espejismos? ¿Cómo es que nadie nunca le había hablado de eso?

De acuerdo, una siesta de cinco meses era motivo suficiente para estar desentonada con el resto. Le consolaba que Eddie estuviera tan perdido como ella pero habría preferido no tener que pasar por eso, ninguno de los dos.

La ignorancia era uno de sus métodos favoritos para esquivar los problemas, como saber que su novio estaba bajo búsqueda y captura por homicidio; no sabía si era más sencillo creer en ello o saber que todo era culpa de un tal Vecna o Henry o Uno, quien había asesinado a Chrissy en el remolque de los Munson con poderes mentales o algo por el estilo.

ABBA GIRL!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora