Eddie Munson necesita asesorías para graduarse y dejar atrás la preparatoria pero Skylar Reed no es, en lo absoluto, la idea de tutora que tenía en mente.
𝗲𝗱𝗱𝗶𝗲 𝗺𝘂𝗻𝘀𝗼𝗻 𝗳𝗮𝗻𝗳𝗶𝗰
...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Skylar XXVIII.
—No salgan de aquí, ¿entendido? —Steve demandó en voz baja desde el umbral de la entrada, asomando solo la parte superior de su torso en el interior del tráiler y lanzándole una mirada severa a todos los presentes.
Con ello se refería–evidentemente–a Dustin, Lucas, Eddie y ella.
—No vo...
Skylar le cubrió la boca a su novio con la palma de su mano presionada en su mentón y asintió. —Hecho. Suerte.
—¡Oye! —el metalero reprochó liberándose de la mordaza.
El castaño correspondió al gesto mudo, echando un vistazo alrededor del estacionamiento en busca de curiosos antes de cerrar la puerta, hundiéndolos en un breve silencio que de inmediato se vio sofocado por un ruidoso suspiro masculino y teatral.
Ella contempló a Eddie de soslayo, sentado enfrente suyo. Él apoyó su peso encima de sus propias rodillas, usando sus codos mientras los dos menores se mantenían en el fondo, hablando entre ellos a través de susurros poco discretos.
—Bueno, ¿en dónde estábamos?
—Creo que me ibas a enseñar como encender una casa rodante sin llaves —bromeó subiendo ambas piernas flexionadas al sofá, cruzándolas y jugando con sus manos sobre los tobillos—. Me gusta esa canción —murmuró suave, desviando el rostro hasta la parte frontal del vehículo. La melodía no venía de la radio, sino de afuera, quizá de uno de los tantos coches aparcados en el local de armas.
Era lejano, sin embargo, las notas dramáticas de piano en I Will Survive de Gloria Gaynor se robaron su atención por un momento.
—A ti te gustan todas las canciones. —El chico cabeceó con la mofa en sus labios, negando y frotándose los nudillos como si fuera muy gracioso.
—Eso no es verdad —se defendió buscando alguna evidencia en su memoria, alguna canción que realmente detestara o, como mucho, no considerara disfrutable. Luego se sinceró con él— No me gustan las canciones de Megadeth, hacen que me duela la cabeza.
—Eso solo significa que tienes muy mal gusto, Sky. —Edward la miró pero no supo exactamente como describir la expresión en su rostro, se estaba riendo aunque no era desagradable, tampoco estaba siendo un cretino con ella. Nunca lo era. En realidad era inofensivamente juguetón. Él se sentó en el piso, dando unas palmadas a su lado, invitándola—. Ven, quiero abrazarte.
Pensó seriamente en negarse pero estaba segura de que las ansias que le provocaba la situación se amedrantarían una vez entre sus brazos; resultaba reconfortante, como algo pesado apretándola y otorgándole seguridad.
Se puso de pie a medias. El espacio reducido apenas le permitió dar un par de pasos, se sentó con cuidado y lo admiró de manera expectante, justo cuando él le sonrió con ese atisbo gentil que tanto le caracterizaba una vez que lo conocías de verdad.
