Skylar XIX.
El marcador del juego enardeció aún más los ánimos dentro del gimnasio. El sitio estaba encendido en espíritu escolar, las gradas se hallaban repletas de personas agitando sus banderas, camisetas o listones con los colores del equipo y Skylar Reed no podía sentirse más fuera de lugar jamás en su vida.
La melodía de It's Raining Men se reproducía desde sus auriculares, ahogando apenas el sonido del exterior, por lo que los últimos cuarenta minutos de partido resultaban una verdadera tortura a sus nervios cuando un desconocido saltaba, invadiendo su espacio personal. Estaba ahí porque se sentía obligada a prestarle su apoyo a la chica de su clase de artes que no le hablaba como si tuviera alguna deficiencia mental.
Hubiera preferido no asistir, perderse la final del campeonato y quedarse en casa jugando sopa de letras en la sala de su casa con The Weather Girls sonando al fondo en su radio. Su papá probablemente se le uniría mientras cocinaba, haciéndole compañía como solían hacer de forma rutinaria antes de la intrusión de cierto metalero en sus vidas.
Hablando de él...
Aún no estaba emocionalmente preparada para sostener una conversación en su presencia sin abatirse. Una sensación de vértigo y soledad la inundaba al visualizar su figura en los pasillos–justo antes de salir patinando en la dirección opuesta–, al escuchar su risa contagiosa a la distancia o simplemente oírle llamar la atención de su modesto público juvenil.
Entonces su solución había sido evitarlo un tiempo. A toda costa, en todas las clases, a todas horas y en cualquier momento. Su costumbre de golpear gente al andar a velocidades alarmantes había regresado, sus ansias por mantener un margen para cada minuto del día era peor que nunca y, siendo franca consigo misma, por primera vez después de meses añoraba poder dejar de ir a la escuela. Tomarse un descanso de él, de sus compañeros de clase, de sus tareas, sus trabajos y los maestros.
Jack la había notado ligeramente decaída aunque ella no supo cómo explicarle lo afectada que se sentía.
Eddie Munson no era solo una especie de novio. Era su amigo, el confidente que le había hecho falta, su mejor amigo. Y ya no estaba ahí para consolar su luto por una relación que nunca había tenido principio. Lo que era realmente absurdo.
No pudo evitar encogerse cohibida en su asiento, carraspeando en su afán por tolerar los vítores ajenos, los alientos al equipo y todo lo demás.
Giró su rostro hacia Robin Buckley, quien se encontraba de pie con el instrumento en sus manos, charlando animadamente con una pelirroja a su izquierda. Se preguntó si le era tan sencillo amistar con cualquier tipo de persona, a diferencia suya.
Debió sentirse observada, pues correspondió con una sonrisa, saludándola con la mano. Le imitó, ignorando su humor en decadencia para regresarle el gesto con energía.
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ABBA GIRL!
Fiksi PenggemarEddie Munson necesita asesorías para graduarse y dejar atrás la preparatoria pero Skylar Reed no es, en lo absoluto, la idea de tutora que tenía en mente. 𝗲𝗱𝗱𝗶𝗲 𝗺𝘂𝗻𝘀𝗼𝗻 𝗳𝗮𝗻𝗳𝗶𝗰 ...